¿Cómo la misoginia puede ser dulce? Es un decir. No hay un orden para unir y escribir las palabras, por cierto tampoco para pensar.

Opinión.- Las palabras, como parte de la comunicación, suelen ser conjugaciones guturales, gestuales que llevan sentimientos, porque aunque no se escuchen pronunciar, en la mente las reproducimos como si se hiciera. “Te amo” o “te odio” no tendrá siempre el mismo valor lógico. Dos novios se dirán mutuamente: “Horrible”, con una sonrisa y brillo en los ojos. ¿Cómo puede ser eso reprochable? Por el contrario, un empleado puede decir: “Muy bien jefe”, con la bilis en la lengua. ¿Cómo puede eso ser digno?

Tal vez por eso es difícil que nos entendamos. ¿Cómo la misoginia puede ser dulce? Es un decir. No hay un orden para unir y escribir las palabras, por cierto tampoco para pensar, aun así podemos distinguir las palabras y sus uniones y llamarlas frases célebres, poesía, sarcasmos, ironías y un sinnúmero de resultados posibles, ¿qué categoría le daría usted a este título?

Escribo y hago esta aparente introducción innecesaria, dado que como seres humanos hemos perdido la coherencia del habla con el sentimiento. Me explico. Decimos algo que no expresa nuestro sentir o sentimos algo que no lo queremos/podemos expresar. Doble moral le suelen llamar, pero para mí la doble moral es un estado de conciencia; o sea, sé que no actúo como debería actuar y aun así lo hago. Pero en muchos casos, las personas no pueden diferenciar lo moral de lo inmoral, aunque parezca inaudito.

La misoginia ha irrumpido históricamente de forma abrupta, pero ahora viene de forma sutil, suave. Por ejemplo, veo chicos que cortejan a chicas en redes sociales. Pero entre piropos y frases bonitas, hay una exigencia de que ellas devuelvan la cortesía, que ellas sean igual de cariñosas y atentas, y que si ellos se toman la molestia de dedicarles tiempo, ellas también deben hacerlo. Me pregunto ¿dónde queda la capacidad de decisión de las mujeres? Ellas pueden decir sí, no o tal vez a cualquiera. Llamarlas interesadas a sabiendas de que nosotros nos movemos por una cara o unas tetas bonitas me parece poco sensato.

Nos hace parecer las victimas en una época en donde lo que más abunda son victimarios, independiente del género. Por si fuera poco, hay memes, bromas y “experimentos sociales” que circulan con impresionante viralidad, donde hacen ver a la mujer como interesada, superficial y un sinfín de calificativos que no llegan al apelativo clásico de puta, porque ahora la misoginia es más dulce.

“Las mujeres deben darse a respetar”, suele ser otra sutileza de este tipo. Argumentando que ellas son las responsables de los tipos de abusos o violencia hacia ellas. No considero a las mujeres santas, pero se me hace patético colocarlas en una escala pecaminosa mayor que a la de los hombres.

Claro, no se puede condenar a alguien porque le dé gracia alguno que otro chiste de esa categoría. A mí me han sacado la carcajada, pero como lo expresé al principio, la emoción y la intensidad con que comparten esa forma de pensar y de percibir las relaciones humanas hace parecer que más que una broma, sienten en carne propia, cada crítica hacia la mujer.

Ya viene el 10 de mayo y las rosas que ellos regalarán tendrán los más bellos pétalos, pero con las más punzantes espinas.

VoxBox.-

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