Opinión.- Finalmente ha terminado lo que pareció una interminable espera, aun para quienes recién se pusieron al día con Black Mirror. Ya podemos disfrutar de nuevas e inquietantes historias escritas por el creador de la serie, Charlie Brooker, que bajo su muy tétrica perspectiva explora diferentes consecuencias de un avance tecnológico desmesurado, pero sin las apropiadas restricciones éticas o morales, en esta perturbadora temporada.
No hace falta decir que la serie hasta los momentos no ha perdido calidad, y sigue conservando esa visión sumamente existencialista, previniéndote de antemano a experimentar toneladas de emociones con cada nuevo episodio. Es inevitable cómo poco a poco vas sintiéndote impotente y completamente exhausto. Brooker lo define como “ser atropellado metafórica y emocionalmente”. Esto es lo que hace de Black Mirror alucinante.
Cada historia es una oportunidad para explorar nuevas ideas o seguir ahondando las ramificaciones de conceptos establecidos en temporadas previas. Se va alimentando más el propio universo ficticio de la serie, haciendo incluso más familiar este mundo alterno al nuestro, que ofrece infinitas posibilidades para engañar a la muerte.
Como es difícil hablar globalmente de una serie antológica, no sería un mal ejercicio enumerar estos seis episodios, hablar brevemente de los temas que exploran y evaluar si fue apropiada su ejecución. Sin duda, esta temporada ofrece un catálogo muy variopinto en cuanto a géneros y tonalidades en sus historias, y quizás por eso sea la más debatida. Además, tiene muy destacables propuestas de algunos directores invitados.
04×01 – USS Callister
Sin duda, uno de los más divertidos de toda la serie. Comienza con un homenaje directo a la franquicia de Stark Trek, una estética de colores brillantes e incluso una relación de aspecto con la pantalla, acorde a la época de la serie homenajeada. Pero dejando de lado la atractiva apariencia de este mundo de aventuras espaciales, se oculta una perturbadora realidad.
Pronto se nos revela que esta flota espacial forma parte de un universo ficticio diseñado para ofrecer una experiencia mucho más inmersiva en juegos de plataforma online. El creador técnico del juego, una persona sumamente reprimida y desestimada en su entorno laboral, utiliza esta plataforma para desquitarse emocionalmente con el mundo real.
El episodio ofrece una reflexión inquietante a quienes les gusta explorar estas realidades virtuales: en especial en esos “universos burbuja” creados por nosotros para compensar nuestra patética existencia. Encantador, estéticamente estimulante, pero lamentablemente un poco predecible al final.
04×02 – Arkangel
Un episodio dirigido por Jodie Foster, que no dejará indiferente a ninguno, en especial para aquellos con un fuerte vínculo familiar. Imaginen un mundo donde los padres tienen completo control de monitoreo sobre sus hijos: son capaces de saber su ubicación, ver todo lo que ellos ven e incluso bloquear las imágenes menos aptas para sus impresionables cerebros en desarrollo…
Obviamente, si es que eres una persona racional, rápidamente te darás cuenta de las peligrosas implicaciones morales y psicológicas que este escenario podría traer. Las consecuencias son atroces, los resultados de las acciones son muchas veces ambiguas y el desarrollo de los personajes es sumamente digno de ser estudiado a profundidad.
En conclusión: el amor puede dañarnos de maneras inimaginables e incluso arrastrarnos a cometer los actos más despreciables e invasivos. Uno de los más inquietantes y melancólicos de la serie, que seguirá dando de qué hablar sobre Jodie Foster como directora.
04×03 – Crocodile
Una especie de historia policial, contada en paralelo entre el criminal y un investigador que ni siquiera estaba al tanto del propio crimen. Uno de esos episodios donde extrañamente la tecnología no es el móvil del crimen o del hecho violento en sí mismo, sino más bien la herramienta que permite develarnos la historia que hay detrás de una mente perturbada.
No es el más memorable, pero sin duda se gana unos muy buenos jump-scares, además de tener algunas de las escenas más perturbadoras y con algunas de las implicaciones más violentas jamás vistas en un formato televisivo.
04×04 – Hang the DJ
Un episodio sumamente memorable, que bien podría definirse como una comedia romántica, pero con el distintivo sabor de Black Mirror. Sin mucho contexto se nos presenta una sociedad que se rige bajo lo que parece un muy avanzado sistema de emparejamiento, que incluso pone fecha de caducidad a las relaciones de sus habitantes.
Lo peculiar es que parece que todo en este mundo gira en torno a la vida en pareja. No hay trabajos, círculos de amigos, familiares, ni autos cuya ruta no haya sido programada previamente por el sistema, e incluso se ven muy pocos solteros caminando por ahí… ¿Dónde están realmente estas personas? ¿Están atrapados o llegaron por voluntad propia?
Un episodio encantador, refrescante y con uno de los pocos finales de la serie que parece tener implicaciones positivas. Eso sí, no deja de tener un giro sorpresivo. Una reinvención del género e incluso un respiro de la propia crudeza de la serie, pero no logra superar todavía a San Junipero en ese sentido.
04×05 – Metalhead
Sin mucho contexto tampoco, vemos a un grupo de sobrevivientes de un mundo postapocalíptico buscando provisiones como carroñeros en un almacén abandonado, cuando repentinamente son atacados por un robot asesino cuadrúpedo, referido únicamente dentro del episodio como un “perro”.
Uno de los episodios más interesantes, no solo por carecer casi completamente de explicación, diálogos o giros del tipo “la dimensión desconocida”, sino porque es el más rico visualmente de toda temporada. Con una fotografía en blanco y negro, está únicamente centrado en contar la lucha por la supervivencia con un final emotivo. Una historia de horror al estilo clásico.
04×06 – Black Museum
Por el momento este es el último episodio de la serie. Quedará esperar si habrá una nueva temporada en el futuro… Aquí se presenta una idea similar al especial de Navidad: tres historias interconectadas por un mismo hilo conductor.
Las historias que se presentan forman parte de un extraño museo del crimen, que recolecta distintos dispositivos de tecnología experimental que de alguna forma estuvieron involucrados en estos terribles acontecimientos (haciendo referencia a muchos otros episodios). Su excéntrico dueño dirige a una joven turista inglesa a un recorrido guiado, donde expone las diferentes anécdotas en las que él estuvo involucrado con los sujetos de prueba de ciertos avances tecnológicos, que tuvieron daños irreparables en el proceso.
Admito que tengo algunos sentimientos encontrados con este episodio. Aunque promete siendo atrapante por más de una hora, llega un punto en que supera niveles casi anormales, e incluso absurdos de horror para los propios estándares de la serie.
Muchas veces no pude dejar de pensar: “¿Por qué alguien inventaría algo así? ¡Es una terrible y ridícula idea!”… es un recorrido sumamente tóxico e incluso sádico, por el simple propósito de serlo. Es quizás de lo más perturbador, pero que muy probablemente haya sido hecho así de forma intencional. Solo que no considero que siga siendo verosímil, en contraste con el resto de la serie.
Pero no por eso desestimo el valor y el mensaje que aún conserva: la tecnología no es necesariamente la culpable de estos crímenes, no es una antagonista: las consecuencias recaen en las manos que tienen control sobre ella y de quienes deciden pervertir su uso.
Una antológica y perturbadora temporada
En esto se resume toda la serie y con trece episodios en total ha sentado las bases para ser una de las series antológicas más relevantes de los últimos tiempos. Un producto completamente generacional y apropiado para nuestros tiempos.