Detalles.- A finales de 1990, en Ouadi Rimé-Ouadi Achim —la reserva de fauna más grande del Chad—, los cazadores se lanzaron a la búsqueda de antílopes para arrancarles la piel y vender su carne. Fue una persecución tan masiva e implacable, que los extinguieron. Sin embargo, dos décadas después de desaparecer, la especie Oryx cimitarra podría volver a poblar la zona.
Gracias a que estas criaturas siguieron existiendo en lugares como los Emiratos Árabes Unidos, EE. UU., Europa y Australia, un programa piloto los está volviendo a reintroducir para que se reproduzcan en lo que un día fue su hábitat. El pasado agosto se liberaron 23 antílopes que habían sido criados en cautividad, y se volverá a hacer lo mismo con otros 23 posteriormente.
“Hasta ahora, los animales parecen estar excepcionalmente saludables”, declaró Jared Stabach, del Instituto Nacional de Zoológicos y Conservación de Biología del Smithsonian a New Scientist. “Parece que se están adaptando muy bien al medio ambiente”.
Los oryx están siendo controlados con collares GPS para vigilar si permanecen juntos, adónde viajan o si algún cazador furtivo intentan acecharles. El collar, que se puede quitar de forma automática una vez acabe el periodo de prueba, también permite saber sus hábitos alimenticios, o cómo están logrando sortear a los depredadores.
Por fortuna, en comparación con lo vivido en los años 90, la caza no debería representar un peligro, ya que los habitantes locales están apoyando el proceso de regreso de esta especie y los leones y los guepardos —sus depredadores naturales— ya no están en la zona.
Puede ser el comienzo exitoso de una segunda oportunidad para una especie que figura en la Lista Roja de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN). Aunque con cautela, ya se ha celebrado el nacimiento del primer antílope y varias hembras que se han quedado embarazadas darán a luz en pocos meses.
VoxBox.-