Literatura.- Leer demanda tiempo y a nadie le sobra. Cada vez llegan a nosotros más necesidades creadas y actividades impuestas que nos impiden entregarnos a los verdaderos placeres de nuestra vida. Leer es un placer, pero también es un placer demasiado costoso.
Los escritores saben que narrar historias cortas es una de las tareas más difíciles de cumplir. Todo un universo debe caber en apenas algunas decenas de páginas y el tiempo debe detenerse en medio de todas ellas. Para los lectores, las novelas cortas son esos libros que nos permiten robarle un poco de tiempo a la modernidad y ser eternos por al menos unas cuantas horas.
Estas son algunas novelas cortas que pueden ser leídas en una sentada, con un café, un cigarro y tal vez un disco de poca duración. Estas novelas son las que pueden llenarnos de mucho placer en un descuido: durante el trayecto hacia el trabajo, mientras se espera a alguien o simplemente a la hora del almuerzo.
1. Nocturno de Chile
Autor: Roberto Bolaño
Año: 2000
Roberto Bolaño llegó a México por vez primera el mismo año en el que ocurrió la matanza estudiantil en Tlatelolco. Después de un breve regreso a Chile, y a raíz del golpe de Estado de Pinochet, Bolaño regresa a Norteamérica en lo que sería su partida definitiva de su tierra natal. Bolaño añora su país en esta novela, en la que indaga la historia del olvido en voz del cura Sebastián Urrutia Lacroix y, sobre todo, la historia de una ideología olvidada que tanto terror y muerte ha causado en todo el mundo.
2. Hijo de Dios
Autor: Cormac McCarthy
Año: 1973
Lester Ballard es un hombre como cualquiera, otro hijo de Dios, como tú o como yo. Aunque Lester no tiene madre, ni padre, ni esposa, ni hijos y mucho menos amigos. Lester no tiene a nadie. Su vida transcurre como la de un animal, en una casa a punto de caerse, robando gallinas y cazando ardillas. Este tipo de vida al margen conduce a Ballard a desarrollar tendencias hacia el homicidio y la necrofilia, en un intento de McCarthy por investigar los límites más perversos de los hijos de Dios.
3. Jakob von Gunten
Autor: Robert Walser
Año: 1909
La novela más amada de Robert Walser es una historia sobre la servidumbre. El joven Jakob von Gunten proviene de una familia bien establecida, pero desea escapar de su padre. Jakob encuentra en el Instituto Benjamenta el lugar ideal para seguir su propósito, convertirse en un sirviente, una profesión cuyo futuro no es muy prometedor, al menos para los jóvenes ambiciosos. Sin embargo, para Jakob von Gunten servir es la mejor forma de permanecer en silencio y pensar. Quizá por esta razón esta novela fue considerada por tanto tiempo como una novela para escritores.
4. El amante
Autor: Marguerite Duras
Año: 1984
Esta novela otorgó a Marguerite Duras el prestigiado premio Goncourt. Después de un proceso de desintoxicación alcohólica, Duras narra a manera de novela un episodio fundamental de su vida cuando, con tan sólo 15 años de edad, su familia se muda a Indochina y ella conoce a un hombre chino de quien se enamora. El amante es una novela sobre el recuerdo del amor y cómo cambian el horizonte al mismo tiempo que cambia la vida y el mundo.
5. La pasión según G. H.
Autor: Clarice Lispector
Año: 1964
¿Quién es G. H? G. H. es una mujer exitosa, una escultora que convive con las élites económicas e intelectuales de Brasil. Un día, G. H. decide hacer la limpieza y se encuentra con una cucaracha en el cuarto de limpieza. Del susto, G. H. cierra la puerta y hiere al pequeño bicho. Es en ese momento cuando ocurre toda la historia de esta novela. Un momento de epifanía en el que una mujer de mundo se identifica con el sufrimiento de un animal tan insignificante. Todos compartimos la pequeñez de una cucaracha.
6. Crónica de una muerte anunciada
Autor: Gabriel García Márquez
Año: 1981
Una de las novelas más conocidas del premio Nobel de Literatura colombiano indaga en una mezcla de géneros bastante peculiar. García Márquez utiliza la novela policiaca, la novela de costumbres latinoamericana y la novela romántica para construir un relato cuasiperiodístico que, como su nombre lo indica, habla sobre una muerte que ya ha sido anunciada. En realidad, todas las muertes son anunciadas, aunque nunca hablan de la fecha y uno solo se entera minutos antes de morir.
7. La amortajada
Autor: María Luisa Bombal
Año: 1938
Tanto la inteligencia como la belleza son razones suficientes para leer a María Luisa Bombal. Sin embargo, su tercera novela es un relato corto de alcances insospechados. Una mujer fallecida contempla todo lo que ocurre a su alrededor mientras su familia la está velando, al mismo tiempo que recuerda los momentos más bellos de su vida con una sensibilidad surrealista. Lo último que ve la protagonista de esta historia son las estrellas, mientras vuelve a formar parte de la tierra.
8. Matadero 5
Autor: Kurt Vonnegut
Año: 1969
La muerte y la destrucción son los protagonistas de esta novela, que a la vez es hilarante y abrumadora. Esta historia se convirtió en la década de los 70 en un relato antibélico, que desde una perspectiva autobiográfica del propio Vonnegut retrata los horrores de la Segunda Guerra Mundial en un tono satírico. Esta es una de esas novelas que te harán llorar después de matarte de risa.
9. La narración de Arthur Gordon Pym
Autor: Edgar Allan Poe
Año: 1838
La única novela de uno de los padres de la literatura estadounidense. La historia de Arthur Gordon Pym es un relato de aventuras que se mezcla con lo tétrico y grotesco de la pluma de Poe. Lo más importante de esta historia de aventuras en el mar es que todos los sucesos, naufragios y encuentros terminan por provocar una epifanía en el protagonista y que nunca se revela dentro de la historia, lo que permite al lector terminar él mismo la novela a su antojo.
10. El corazón de las tinieblas
Autor: Joseph Conrad
Año: 1899
En una noche que parece sumirse en el fondo del mar, un grupo de marineros cuentan historias para dejar pasar el aburrimiento de las pequeñas corrientes que lleva el río Támesis. Uno de ellos comienza a hablar de uno de sus viajes hacia el interior de la selva africana, en donde las tribus aborígenes aún no permiten que su territorio sea desolado. En este viaje, Conrad pone a prueba la distancia que separa a los hijos de la civilización de la barbarie, y cómo en realidad la formalidad de las sociedades civilizadas es solo un disfraz de la perversión y la codicia humanas.
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