Viajes.- No se puede tener todo en la vida, mucho menos en un año y peor aún en un mes. Para quienes me conocen, saben que noviembre, para mí, ha sido un mes que disfruto mucho porque en mi país, El Salvador, se celebra la fiesta más grande de todo el pulgarcito, El Carnaval de San Miguel. Las celebraciones del Carnaval comienzan casi a principios de noviembre y terminan el último sábado, con el gran carnavalón.
Este año que estoy radicado en México me tocará extrañar esa fiesta, pero viviré algo que desde hace años quería vivir: el Día de Muertos en México. Y qué suerte para mi poder vivir el primer desfile de día de muertos que se creó gracias a la película del 007 Spectre, de la cual se utilizaron props de la producción. El desfile no existía antes y, por algunas notas en Internet que he leído antes, se creó porque muchos extranjeros se preguntaban si ese desfile se hacía acá en verdad y querían vivirlo. La ciudad de México estaba llena de turistas desde el día viernes 28 para vivir toda esta fiesta colorida que, a mi ver, inició una semana antes con la procesión de catrinas.
La hora cero había llegado. El desfile estaba por iniciar a las tres de la tarde desde El Ángel de la Independencia para recorrer Reforma, Avenida Juárez y Cinco de Mayo, para finalizar en el Zócalo. Llegué cerca del punto de partida a eso de la una de la tarde y el lugar ya estaba concurrido. La organización fue muy puntual y todo muy ordenado. A las tres el desfile comenzaba su recorrido, el cual era de una extensión aproximada de seiscientos metros he iba dividido en tres segmentos, el descenso al Mixtlán, la Muerte Niña y Pal´panteon, para representar así el culto a la muerte desde la época precolombina a la actualidad.
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El desfile iba lleno de todas las alegorías mexicanas a la muerte y por ende fue muy colorido. Desfilaron animas en pena, animas iluminadas, xoloescuincles, ajolotes, danzantes aztecas y, algo muy mexicano que me gustó mucho, fueron los sanquistas que representaban a la lotería, una lotería viviente y todos ellos acompañados de música mexicana como jaraneros entre otras. No podían faltar los panes de muerto ni las flores de cempasúchil bailando en el desfile o las catrinas que iban en bicicletas, con todas las frases mexicanas que simbolizan a la muerte como “estiró la pata” o “colgó los tenis”.
Y así, como un carro alegórico con personajes mexicanos tan queridos que estaban siendo ofrendados como Diego Rivera, Juan Gabriel, Chespirito y Frida Kahlo al igual que las catrinas y calaveras gigantes que iban acompañadas de catrinas y catrines humanos con una perfecta sincronía en los bailes que tenían preparados.
Un charro negro y no es @doug404. #FotoMochilera
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En lo personal, y al estar en primera fila, no pude dejar de sentirme emocionado y dejar que mis lágrimas se rodaran en ese momento agridulce que estaba disfrutando tanto, pero al mismo tiempo me traía el recuerdo del desfile de carrozas del carnaval de San Miguel, el cual no podré disfrutar este año.
Originalmente, solo pensé ver pasar el desfile pero fue tan bonito que decidí seguirlo hasta llegar al Zócalo y como no pude pasar entre tanta gente, me fui caminando apresurado por las calles paralelas al desfile a salir adelante, entre Eje Central y Cinco de Mayo, esquina opuesta a Bellas Artes y allí pude lograr otras instantáneas y seguirme contagiando de la buena vibra que había, porque si algo no tiene precio es la felicidad; contagiarte del entusiasmo de los demás asistentes y ver la alegría en sus rostros. Fue sublime. La felicidad es así, pequeños instantes que hay que disfrutar. Y yo lo disfruté.
Con respecto a algunos comentarios que he escuchado, a unos les emocionó mucho el desfile y otros lo han criticado por no ser una tradición de antaño, sino que nació por una película cuya producción es inglesa. Yo lo disfruté, y si sigo aquí el otro año espero que lo vuelvan a hacer para poder disfrutarlo. Si tienes la oportunidad de venir, acá nos vemos.
VoxBox.-