Detalles.- El «Efecto Jolie» comenzó en 2013, cuando el rostro de Angelina Jolie se transformó en un emblema contra el cáncer después de dar a conocer la realización de una doble mastectomía para prevenir y disminuir el riesgo de contraer esta enfermedad, que acabó con la vida de su madre tiempo atrás.
De acuerdo a la Organización Mundial de la Salud, cerca de 15 millones de personas habrán muerto de cáncer en 2035. Sólo este año, se diagnosticará a 246,660 y 61,000 mujeres de cáncer invasivo e in situ, respectivamente, según la Sociedad Estadounidense de Oncología Clínica.
El panorama se repite en países como Chile, donde el cáncer de mamas se posiciona como una de las primeras causas de muerte. De hecho, cada tres horas, una chilena es diagnosticada con esta enfermedad y a diario tres mujeres pierden la lucha contra este enemigo «silencioso».
Según la Sociedad Chilena de Cirujanos Plásticos (SCCP), el efecto Jolie impulsó a que cada vez más mujeres investigaran acerca de cómo prevenir y detectar precozmente el cáncer de mamas. En este contexto, aumentaron considerablemente las consultas a los cirujanos plásticos, principalmente aquellos que tienen relación a casos de extirpación preventiva, para disminuir el riesgo de desarrollar esta enfermedad.
De acuerdo a la presidenta de la asociación, Montserrat Fontbona, actualmente las opciones de reconstrucción mamaria entregan excelentes resultados de forma segura a las pacientes y han demostrado una mejora en la calidad de vida de las mujeres víctimas de esta enfermedad.
En la actualidad, se practican dos tipos de reconstrucciones, tras la mastectomía o extirpación de la mama. La primera es aquella que se realiza de forma «inmediata», es decir, en la misma cirugía en que se ha extirpado el tumor o, como en el caso de Angelina Jolie, cuando se ha realizado de forma preventiva. Es una de las más comunes, ya que permite mantener la apariencia de las mamas. Por eso la confianza de cada vez más chilenas, al solicitar una extirpación preventiva, ya que prácticamente no deja secuelas visibles.
La segunda es la «diferida», que se realiza semanas o meses después de la intervención, en un segundo tiempo quirúrgico. Este procedimiento es posterior a la cicatrización interna y el tratamiento completo que haya decidido realizarse la paciente.
El tipo de reconstrucción dependerá del cáncer, las preferencias específicas de la paciente y del cirujano.
El período de recuperación tras este procedimiento dependerá de la técnica utilizada, así como de la propia paciente. Sin embargo, la mayoría de los casos presentan un alto grado de satisfacción respecto a los resultados.