Literatura.- Con el triunfo de la última película de Guillermo de Toro, hay un escritor estadounidense de terror que ha recuperado cierto protagonismo en el mundo de las únicas y detergentes: Howard Phillips Lovecraft (Hewlett Packard Love Kraft… no es cierto).
Como sabrán los frikis del terror, Lovecraft es uno de los más grandes pilares del género. Su “terror cósmico” ha trascendido lo literario, para posicionarse de una u otra forma en la cultura pop. Basta con ver el último monstruo de Stranger Things para reconocer la influencia lovecraftiana en todo el asunto.
¿Qué es lo impresionante de Lovecraft?
Podríamos hablar desde nuestra propia experiencia, pero mejor dejamos que hablen dos monstruos (en el buen sentido) de la literatura actual:
Stephen King
“Sus mejores relatos nos hacen sentir el peso del universo suspendido sobre nuestras cabezas, y sugieren fuerzas sombrías capaces de destruirnos a todos con solo gruñir en sueños”.
Alan Moore
“Escribió acerca de su desasosiego por lo que consideraba el futuro más probable, en el que la especie se vería abrumada por la acumulación exponencial del conocimiento que tenía de sí misma […] Lovecraft resulta intrigante no solo por el rico sustrato de asombrosas y a veces clarividentes ideas que conforman la base de su obra, sino también por la absoluta improbabilidad de su ascenso al canon literario estadounidense más respetado”.
¿Lovecraft, el mejor? No, pero casi
Lovecraft, si bien es uno de los grandes maestros del horror, no consigue la unanimidad de los expertos para considerarlo “El Mejor”. Lo que sí es cierto, es que pocos escritores le han dedicado tanto a tiempo a pensar en este género: escribió el estudio Supernatural Horror in Literature, que según Juan Antonio Molina Foix es el “más ambicioso, completo y acertado estudio jamás escrito acerca de la ficción espectral”.
Probablemente muchos de los que leen esto no sean fanáticos del terror u horror. Sus razones tendrán, claro, pero quizás deban darle una leída a esta magistral explicación de Howard de por qué es importante este género:
“El sentimiento de terror es una emoción auténticamente humana, y el objetivo de toda narración es reflejar alguna emoción. Este tipo de ficción debe ser realista y atmosférica, sin perder nunca de vista que el escenario, el ambiente y los prodigios son más importantes para el efecto que se desea causar que los personajes y la trama. El impacto de una narración terrorífica reside sencillamente en la violación de una ley cósmica considerada como absoluta: una huida imaginativa de la realidad”.
Dioses primordiales
Aunque a algunos “fanáticos” no lo crean, Cthulhu no es el único (ni el más poderoso) dios que habita la literatura de H.P. De hecho, aquí te dejamos a los que consideramos los más destacados:
Cthulhu
No es el ser primordial más poderoso. Yace dormido en la ciudad de R’lyehe, al fondo del océano. Su nombre no se puede pronunciar, y está a la espera de que las estrellas se alineen para poder salir.
Yog-Sothoth
“El todo en uno” es otra de las deidades de H.P. Lovecraft, que está conectado con el espacio y el tiempo, y lo sabe todo. Es una masa amorfa hecha con burbujas brillantes en constante transformación y tiene tres formas diferentes. Representa la omnisciencia.
Azathoth
El dios exterior por excelencia, y conocido como el primer motor del caos y la antítesis de la creación. Ver a Azathoth llevaría a la locura y a la muerte. Es la omnipotencia pura y en torno a él suenan miles de instrumentos musicales malditos.
Nyarlathotep
Otro de los primigenios que aparece en Los mitos de Cthulhu y tiene múltiples apariencias, incluso una que permite contactarse con seres humanos. Es “el caos raptante”, y es común que interactúe con personas, pero solo es para manipularlas, hacerlas sufrir y llevarlas a la locura.
Lovecraft, el anónimo
Lo que queda fuera de toda duda razonable es que la obra de Lovecraft ha sido un verdadero parteaguas en su género, y en la literatura en general. Algunos dicen, por mencionar solo un ejemplo, que Jorge Luis Borges se basó en su estilo para escribir un relato incluido en El libro de arena.
Howard Lovecraft falleció a los 47 años de cáncer intestinal, en su ciudad natal, el 15 de marzo de 1937, en la pobreza y el anonimato.