Opinión.- Durante años hemos pensado que el estrés es malo para la salud y que debemos evitarlo a toda costa para mantenernos saludables. Sin embargo, algunos estudios han demostrado que tal afirmación no es 100 % correcta, o al menos no en todos los casos.
El poder de la mente y el estrés
Qué tan perjudicial puede ser el estrés para nuestra salud depende básicamente de la manera en cómo lo vivamos, nuestra perspectiva de los efectos causados por el estrés, de lo que nuestra mente crea acerca del estrés. ¿Es bueno o malo? ¿Cómo afecta nuestra salud? Porque dependiendo de nuestras respuestas a estas preguntas, los efectos del estrés serán diferentes solo por el hecho de creerlo.
Así de increíble es la mente humana. Sin embargo, para poder comprender este hecho de forma más clara es necesario conocer los resultados de algunos estudios en la materia.
La universidad de Wisconsin realizó una encuesta en Estados Unidos durante 10 años, acerca de los niveles de estrés que las personas sufrían. Luego corroboraban los récords públicos, para ver cuántos morían a causa del mismo.
Las personas que confesaron haber sufrido un alto nivel de estrés durante el último año tuvieron un incremento del 43 % en el riesgo de muerte, siempre y cuando estas personas pensaran que el estrés es perjudicial para la salud.
Por otro lado, las personas que también admitieron haber tenido un alto nivel de estrés en el último año, pero manteniendo la creencia de que el estrés no es malo para su salud, obtuvieron un incremento de riesgo de muerte del 0 %. Esto significa que el estrés no alteró su salud de forma negativa en lo absoluto; de hecho, estas personas obtuvieron mejores resultados que los que admitieron haber sufrido bajos niveles de estrés, pero creyendo que el mismo es malo para la salud.
Es decir, que todo depende de la forma en cómo lo creas.
¿El estrés es bueno?
No obstante, un estudio revela que los efectos del estrés también pueden ser buenos.
Respiración agitada y aceleración de los latidos del corazón son unos de los efectos más comunes del estrés, y que generalmente son asociados con la ansiedad, no son más que una forma que tu cuerpo utiliza para prepararte para ciertas situaciones.
Por ejemplo: cuando tu corazón se acelera por el estrés, la sangre recorre tu cuerpo a mayor velocidad, lo cual no es malo, sino al contrario. Sin embargo, cuando las personas que piensan que el estrés es malo, sus vasos sanguíneos se contraen, lo cual junto con el aumento del ritmo cardiaco genera un cuadro nada saludable que aumenta el riesgo de paro cardiaco y otros síndromes: todo esto solo por creer que el estrés es malo.
En definitiva, todo depende de la imagen que tengamos del estrés. Si es buena, nuestro cuerpo responderá preparándonos a ciertas situaciones, pero si nuestra perspectiva es negativa nuestro cuerpo responderá de igual forma.