La Casa de las Américas nunca estuvo del todo exenta de polémica y crítica, pero sobre todo jamás se le dejó de politizar.
Opinión.- Desde su fundación y por circunstancias históricas, Casa de las Américas nunca estuvo del todo exenta de polémica y crítica, pero sobre todo jamás se le dejó de politizar. Incluso hasta el día de hoy sigue generando escozor en algunos grupos o intelectuales en particular. Sin embargo, su legado para el continente es innegable.
Pensar en Casa de las Américas para la mayoría es pensar en la vinculación directa con el Partido Comunista de Cuba. No obstante, su labor cultural es heterogénea y su aporte al mundo ha sido desde los ámbitos más variados. Fernández Retamar, Mario Benedetti, Julio Cortázar, René Depestre, Mario Vargas Llosa, Ambrosio Fornet, Edmundo Desnoes, Manuel Galich, José María Gutiérrez, Roque Dalton, Ernesto Cardenal, entre otros, son solo los nombres más inmediatos que a uno se le ocurren para asociarlos, ya sea con pequeñas participaciones o con una labor amplia en la gran casa cultural cubana.
Sobre si una institución cultural debe o no politizarse es un tema con una amplitud que da el resultado de más enemigos que amigos. Para algunos toda institución humana es en cierto modo política, y para otros, por cuestión práctica, consideran que hay niveles de politización, por lo que no deben echarse a todas las instituciones al mismo saco.
Pero no solo la izquierda cubana creó una institución cultural de talla internacional. Colocando la moneda del otro lado tenemos el Congreso por la Libertad de la Cultura, institución que publicaba los Cuadernos del mismo nombre y que tenía una clara línea ultraconservadora y anticomunista. Durante años se dedicó a defender la pax americana y todas las bondades del laissez faire, laissez passer, que es una de las formas más radicales del capitalismo.
Ojo, que con esto no defiendo ni una postura ni la otra. Menciono ambas para que pueda colocar sobre la balanza un hecho innegable: la Guerra Fría no fue solo un frente político-ideológico, sino también un frente de lucha cultural. En el Congreso también desfilaron las respectivas figuras y tuvo sus abanderados y sus frutos. Sobre si la CIA financiaba o no al Congreso es una discusión estéril como si el Partido Comunista Cubano colaboraba directamente o no con la Casa.
El Congreso es menos conocido porque apenas duró unos años su labor, además de una revista bimensual que vino poco por estos lares de América. En cambio la Casa ha resistido el paso del tiempo, lo cual nos guste o no es un mérito.
Quiero que se entienda que no se trata de una apología de la institución cubana, pero habrá que darle el mérito en algo que tanto le sigue haciendo falta a nuestra América: contar con una institución cultural que trate de unirnos, en la que podamos crear relaciones con nuestros pares en los ámbitos que usted se imagine.
A medida que pasan los años las redes de comunicación nos van facilitando que las brechas culturales se vayan reduciendo, pero para bien o para mal debe y tiene que existir una institución que nos una en físico, una donde podamos vernos, reunirnos y sacar balances globales, como ciudadanos simples, por el simple derecho que tenemos de hacerlo.
Ya que vivimos tiempos en que las instituciones suelen darnos desconfianza, no es malo comenzar a pensar en alternativas para crear una nueva casa para toda América. Digo, por si la que hay no le gusta y por si cree en esa idea tan en boga, de que sería mejor empezar muchas cosas de cero.
VoxBox.-