Detalles.- Diego Rivera, en vida, fue uno de los artistas mexicanos más gustados internacionalmente. Tanto, que Abby Rockefeller lo consideraba uno de sus pintores favoritos.
Veamos la historia.
Estados Unidos no tiene una monarquía explícita, como lo tienen los viejos reinos de la vieja Europa. No existe esa figura en ninguna ley ni en ninguna connotación social. Pero el poderío económico del gran país del norte es imposible de entender sin la contribución de los Rockefeller.
La influyente dinastía neoyorquina forma parte de la “nobleza” velada de un país en la que el rey, legítimo y auténtico, es el capitalismo.
Hoy ha muerto el financiero y filántropo David Rockefeller, el último miembro vivo del clan entre los de su generación. El nieto de John Rockefeller estaba al frente de la gestión de todos los intereses de la familia. Es difícil que sus sucesores logren su altura.
David Rockefeller falleció por causas naturales a los 101 años, en su residencia en Pocantico Hills, una mansión que mira al río Hudson en el norte del estado de Nueva York.
Fue el más joven de los seis hijos de John D. Rockefeller Júnior y fue fundador de la Comisión Trilateral, una de las organizaciones privadas más influyentes del mundo. También presidió el Chase Manhattan Bank, germen de JPMorgan Chase, el mayor grupo financiero del país.
Era el único nieto vivo del legendario fundador de la petrolera Standard Oil. El heredero nació en Manhattan el 12 de junio de 1915. Se doctoró en Economía por la Universidad de Chicago, aunque estudió también en Harvard y Londres. Amaba el arte y en su colección privada tenía trabajos de Picasso, Monet, Matisse y Rothko. A lo largo de su vida donó USD 150 millones al Museo de Arte Moderno, que cofundó su madre Abby.
John D. Rockefeller sigue siendo considerado como la persona más acaudalada de la historia moderna de EE. UU. (la revista Forbes calculó este mismo lunes su fortuna personal en USD 3,300 millones). La petrolera que está en el origen de la fortuna de la influyente saga familiar fue partida y de ella emergió, entre otras compañías, el gigante ExxonMobil. David Rockefeller prefirió la banca. Los presidentes Jimmy Carter, demócrata, y Richard Nixon, republicano, le tantearon para el cargo de secretario del Tesoro, que declinó.
Los Rockefeller se guiaban por el principio de que había que devolver a la sociedad todo lo que les había dado. Hace dos años celebró su 100.º cumpleaños donando un terrero junto a un parque nacional en Maine. La acción filantrópica del clan abarca desde iniciativas para la promoción del arte hasta acciones para la conservación del medio ambiente.
Diego Rivera y el mural comunista en el corazón capitalista
Diego Rivera, en vida, fue uno de los artistas mexicanos más gustados internacionalmente. Tanto, que Abby Rockefeller lo consideraba uno de sus pintores favoritos. Es por eso que los Rockefeller le encargaron pintar un mural gigante para decorar el vestíbulo del Rockefeller Center, que acababa de erigirse en Nueva York.
Rivera entonces ideó el mural llamado El hombre en el cruce de caminos, un mural lleno de simbolismo, con una profunda inspiración comunista y en el que aparecieron las imágenes de Trotsky, Lenin y del gran Karl Marx. Todo esto en la entrada del cuartel general de unos de los mayores íconos del capitalismo: los multimillonarios Rockefeller.
Al ver lo que estaba sucediendo en su vestíbulo, los mecenas le pidieron al artista que reemplazara la cara de Lenin con la de un trabajador anónimo.
Rivera le contestó:
Prefiero estar muerto que mutilar mi obra, pero le propongo una saluda ecuménica: ¿por qué no ponemos del otro lado a alguna especie de héroe para Estados Unidos y el mundo capitalista, como puede ser Abraham Lincoln?
Los Rockefeller se negaron.
La noticia dio la vuelta al globo: el artista mexicano y los multimillonarios estaban peleados.
Incluso Diego Rivera y Frida Kahlo organizaron un mitin en el corazón de Nueva York, en el que enarbolaron pancartas con leyendas como: “Larga vida a Lenin”.
El mural fue dado por concluido en 1933 e inmediatamente fue cubierto con una lona. Ocho meses después, los Rockefeller ordenaron a los obreros que destruyeran el mural, una acción que Rivera calificó como “vandalismo cultural”.
Afortunadamente, un asistente de Rivera fotografió todo el proceso de elaboración del mural y Rivera pudo usar las imágenes para repintar su obra en el Palacio de Bellas Artes, en Ciudad de México.
Ahí fue renombrado como El hombre, controlador del Universo.
VoxBox.-