Procrastinar significa diferir o aplazar. Procrastinar es un arte.
Tips.- Procrastinar es un arte aprendido. Todos lo hacemos, en mayor o menor medida, con uno u otro tipo de cosas. Si hay algo que nos une como seres humanos es la habilidad para esquivar cualquier obligación, sin importar las consecuencias.
Pero a nadie le gusta tener que pedir disculpas porque, una vez más, ha llegado a la carrera o entregado de último minuto. Tampoco es tentador tener que pedir prórrogas con el rabo entre las patas.
Por eso, te traemos estas seis sencillas estrategias que puedes comenzar a aplicar en tu vida y que vienen de la voz de expertos en eficiencia:
Ejercita el músculo de tu voluntad
¿Qué tal te suena correr un triatlón justo ahora? Sabemos que, sin ninguna clase de entrenamiento o preparación, intentar algo así sería un suicidio, ¿cierto?
Debemos ejercitar el músculo de la voluntad: el cerebro. Lo primero es asegurarnos de que está recibiendo los nutrientes adecuados para mantenerse en óptimas condiciones. Una alimentación basada en nueces, frutas y verduras ayudará a que se te despejen las ideas.
Ahora bien, para poder ejercitar tu voluntad, Kelly McGonigal recomienda ponerte pequeños retos. Puedes dejar un frasco con deliciosas galletas o dulces en un lugar visible: la prueba consiste en acercar algo que ponga a prueba tu capacidad para controlar tus impulsos. Con el tiempo, aquello que parecía controlarte será poca cosa.
Medita para mejorar tu concentración
Ves a todos a tu alrededor enormemente concentrados, enfocados por completo en su trabajo y tú, en cambio, solo vagas por las redes sociales. ¿Cómo lo hacen? ¿Por qué tú no puedes? La capacidad para permanecer concentrado no es resultado de la casualidad.
No se trata de tu herencia genética, de una maldición o simple mala suerte. El meollo del asunto está, afortunadamente, en tus hábitos de trabajo. Afortunadamente, porque significa que puedes mejorar. ¿Cómo?
Daniel Goleman tiene la respuesta: meditación. Al meditar ejercitas tu capacidad para estar al tanto de tu propio enfoque y concentración, ya que pensamientos van, pensamientos vienen, pero siempre serás capaz de volver a la tarea que te interesa en ese momento, sin perder de vista tu mundo interior. Meditar ayuda a nuestra mente a distinguir esos momentos en que nuestro pensamiento se aleja de lo que nos ocupa en el momento (adiós al interminable scroll down en redes).
Organiza tu tiempo para saber cuándo descansar
Definitivamente se rinde más en el trabajo luego de una buena noche de sueño, y aun así insistimos en desvelarnos con tal de trabajar unas cuantas horas más.
Contrario a lo que intuitivamente podría pensarse, nuestro cerebro trabaja muy duro mientras dormimos. Toda la información recibida durante el día es procesada en el sueño. Se integra, combina, asocia y reordena para dar salida y respuesta a los problemas o preocupaciones que podamos haber dejado pendientes.
Daniel Levitin no da pie a dudas: siempre será una mejor decisión ir a dormir temprano, para despertar con la cabeza clara y, muy probablemente, llevará a una respuesta mucho más acertada que la que podríamos dar desvelados.
Organiza tu espacio de trabajo
Para Marie Kondo, uno de los aspectos que pasa más desapercibido cuando de procrastinar se trata es la gran influencia que los entornos laborales pueden tener en nuestra productividad, en especial para los que trabajan desde casa. Un espacio de trabajo desordenado a menudo dispara cualquier distracción potencializando sus efectos psicológicos y emocionales.
Ordenar nuestro espacio de trabajo repercute de forma positiva en el ambiente que generamos al trabajar, y en nuestra habilidad para tomar iniciativa y comenzar de una vez por todas eso que tanto postergamos.
Trabaja por lapsos cortos e intensivos
La mayoría de nosotros pierde su tiempo miserablemente trabajando durante largos lapsos de tiempo. Más que una efectiva manera de resolver tareas, es una torpe rutina para prolongarlas innecesariamente.
Intentar trabajar enfrente de un televisor o pegado a cualquier pantalla o distractor (sí, redes sociales, otra vez) garantiza que nuestro tiempo se malgastará.
Cal Newport propone en su lugar tomar lapsos de 50 minutos como máximo para trabajar intensamente, y luego relajarse un poco y tomar un descanso. De esta manera acabarás mucho más rápido y hasta quedarán horas extras para emplearlas en lo que te apetezca.
Divide tus objetivos en metas pequeñas
Quizá el factor que más pesa al momento de procrastinar es la dificultad para comenzar la tarea que queremos realizar. Cuando pensamos en objetivos amplios, como dominar un arte o volverse experto en una técnica, o cuando nos enfrentamos a proyectos de gran envergadura a menudo se vuelven inabarcables, enormes, inalcanzables. Tanto, que simplemente no sabemos por dónde empezar y si los comenzamos creemos que habrá que trabajar sin recompensa alguna durante un muy buen tiempo, antes de ver el resultado que esperábamos.
Neil Fiore comparte un secreto poderoso, un acercamiento más inteligente que te permitirá lidiar con cualquier objetivo sin importar su tamaño: dividir esa gran tarea en pequeñas metas. Estar en el aquí y el ahora te ayudará a no perder concentración pensando en qué tan cerca estás del horizonte lejano con el que soñabas, mantenerte motivado logrando cumplir con aquello que tienes enfrente y así, peldaño a peldaño, subir hasta alcanzar lo que te propones.
Mientras más cortas sean estas metas mejor. Si pueden hacerse en 15 minutos o menos, muchísimo mejor.
Ya lo sabes, no hay pretexto que valga ni plazo que no se cumpla. Nada puede detenerte si sabes cómo.
Aprovecha que es lunes para intentar no procrastinar más.
VoxBox.-