Videos.- ¿Usted pensaba que había tenido relaciones afectivas complicadas? Bueno, también se da en la naturaleza. Recientemente científicos de la Universidad de Estrasburgo, en Francia, han observado en la isla japonesa de Yakushima una relación poco convencional entre un macho de macaco japonés (también conocido como mono de la nieve) y una hembra de ciervo sica.
Los monos japoneses (Macaca fuscata yakui) son famosos por bañarse en las aguas termales de las partes cubiertas de nieve del país. Viven amigablemente al lado de los ciervos sica (Cervus Nippon yakushimae). Los ciervos suelen comer los frutos que los monos dejan caer de los árboles, y también se alimentan de las heces de los macacos. Incluso algunos monos desparasitan a los ciervos o los montan de una manera lúdica, sin intención sexual, como si fueran caballos. Se conocen bien, pero ahora la amistad ha dado un paso más allá.
Según publica la revista Primates, el comportamiento sexual en cuestión se observó a principios de noviembre de 2015, durante la época de cría del macaco. Un adulto sano intentó copular con al menos dos hembras diferentes de ciervo, montando sobre sus partes traseras.
“Se trataba de un macaco macho adulto que ocupaba un lugar bajo en la jerarquía. Por lo tanto, es probable que perteneciera a un grupo de machos periféricos, ya que se observaron otros machos en las proximidades de los ciervos”, dice Marie Pelé, autora principal del estudio.
“El macho montó al ciervo y mostró algunos comportamientos de copulación, que incluyeron cerca de 15 movimientos sexuales durante un período de 10 segundos, antes de bajarse”, apunta Alexandre Bonnefoy, coautor de la investigación. No hubo penetración, posiblemente por las evidentes diferencias físicas, de tamaño y de construcción corporal entre los dos animales, pero sí eyaculación. “El ciervo parece lamer el líquido seminal después del montaje. Esto podría indicar que el esperma podría ser una buena fuente de proteína para los ciervos”, indica el investigador.
El macho “lascivo” también trató de montar una segunda hembra sin ningún éxito. En esta ocasión, el ciervo se deshizo del acosador y mostró un comportamiento amenazante. Curiosamente, el extraño enamorado hizo guardia frente al objeto de sus deseos, persiguiendo a otros machos alrededor para que se alejaran. Eso sí, no fue agresivo hacia el ciervo.
Pero, ¿a qué se debe este súbito interés por los miembros de otra especie? Los investigadores creen que el aumento hormonal experimentado por los macacos japoneses durante la temporada de cría, y la estrecha cooperación entre estos primates y los ciervos, han podido llevar a este insólito comportamiento. “También podría ser una manifestación sexual de la conducta de juego conocida entre los macacos japoneses y los ciervos”, dice Pelé.
Este romance japonés “podría tener varias explicaciones, como una forma de aprender a copular, pero esto no es probable. Una causa podría ser también un reconocimiento incompleto de especies, pero esto ocurre entre especies cercanas relacionadas y es bastante improbable en nuestro caso, ya que las especies son bastante distantes filogenéticamente y morfológicamente, y están acostumbradas a convivir e interactuar juntas”, declararon los científicos.
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