Noticias.- ¿Quién no recuerda al Sr. Spock? ¿Quién no ha intentado hacer el saludo vulcano? ¿Quién no soñó en ser transportado de manera inmediata a otros lugares a través de una máquina? Star Trek es un referente cultural e histórico para casi todo mundo en este universo.
Hoy se conmemora que en 1966, en esta fecha, se emitió en la televisión estadounidense el episodio piloto de aquella nueva serie de “aventuras espaciales”. Se llamaba Star Trek e hizo cambiar el panorama de la ciencia‑ficción. El resto es historia.
El espacio: la última frontera. Estos son los viajes de la nave estelar Enterprise, en una misión que durará cinco años, dedicada a la exploración de mundos desconocidos, al descubrimiento de nuevas vidas y nuevas civilizaciones, hasta alcanzar lugares donde nadie ha podido llegar.
Star Trek necesitó dos episodios pilotos (incluyendo un “cambio de capitán” y de “primer oficial”) para superar los requisitos que permitiera ser aprobada para pasar a producción. Cautivó por igual a jóvenes y mayores amantes del género. La serie solo se transmitió durante tres años (de 1966 a 1969).
Cuando Star Trek se canceló tras 79 episodios se desató un extraño fenómeno que se analizaría posteriormente: el de los “fans enojados” que dedicaron años y años a enviar cartas suplicando insistentemente el rescate del proyecto. Eso, unido al fenómeno friki, a las reposiciones y a otros factores de la época de los 70 (incluyendo el éxito de otras series imitadoras, e incluso de películas como 2001 o Star Wars) permitieron plantearse “rescatar” a la serie.
Segunda oportunidad para Star Trek
Star Trek: Phase 2 (como querían llamarla) nunca llegó a a ver la luz, pero el retorno llegó en forma de largometraje. Con Star Trek: La película, el Enterprise volvía a surcar el espacio y la saga a revivir cada pocos años con un nuevo título —por desgracia generalmente de mal en peor—. Tan solo se salvó Star Trek II: la ira de Khan (1982) que se considera generalmente la mejor de la saga.
Nuevas generaciones
Star Trek resucitó muy dignamente con Star Trek: La nueva generación (1987-1994) con distintos protagonistas mucho más políticamente correctos y un Enterprise muy mejorado, un siglo después de las aventuras originales: todos los tripulantes llevan una especie de iPad, tienen una sala de hologramas mejor que la que se consigue con un Oculus VR y su replicador de materia mejora mucho las impresoras 3D actuales —por no hablar de unos comunicadores tipo “pin” que se manejan y hablan como Siri con la “nube” del Enterprise—.
La nueva generación es claramente el mejor de todos spin-offs. De hecho el tiempo la ha respetado mucho más dignamente que al original y para quienes nunca han visto Star Trek es una grata forma de introducirse en este universo. Tuvo una larga vida de siete temporadas y episodios sencillamente gloriosos.
También siete temporadas durarían Star Trek: Espacio Profundo 9 y Star Trek: Voyager, situadas en otros lugares durante la misma época —incluso solapándose unas con otras en su emisión en una especie de gallina de los huevos de oro de audiencia infinita—.
Star Trek: Enterprise, situada antes incluso de la serie original tan solo aguantaría cuatro temporadas.
Entre todas suman 726 episodios y 30 temporadas.
Las películas del universo Star Trek suman ya trece: seis con los actores de la serie original, cuatro con los de La nueva generación y tres del reboot, una versión alternativa, parecida-pero-diferente que recupera “de aquella manera” los años previos a la serie original.
La última ha sido Star Trek: Más allá en 2016. Y todavía queda cuerda para rato: Star Trek: Discovery se estrenará el año que viene.
Más allá de la pantalla
Cinco de los ocho actores más relevantes de la serie original ya han fallecido en estos 50 años, incluyendo dos de los tres principales: Leonard Nimoy (Spock), Majel Barrett (Enfermera Chapel y voz de todos los ordenadores de la serie y las películas), James Doohan (Scotty), DeForest Kelly (Doctor McCoy) y Grace Lee Whitney (asistente Janice Rand).
La última pérdida ha sido la del joven Anton Yelchin (Chekov en el reboot) que todavía actuaba en la última película pero que había fallecido meses antes en un estrambótico accidente de auto.
Dijeron una vez que Star Trek era una historia en la que la verdadera protagonista no era ninguna de las personas de la tripulación: era la nave Enterprise, ese “barco del espacio” capaz de llevar a la humanidad a las más lejanas aventuras, salvarla de las más peligrosas situaciones y cuidar de todos sus tripulantes. Y es que en realidad Star Trek es mucho más que eso.
Star Trek es un homenaje a los deseos de descubrimiento y exploración de la humanidad, a un futuro mejor —probablemente, demasiado utópico— en el que hemos mejorado, alcanzando la edad adulta y abandonado los problemas de la juventud. Es un organizado universo en el que encajan muchas piezas: las futuras las leyes de la física, la mejor tecnología imaginable, la sociología… Donde cuestiones milenarias y universales como el desarrollo, la economía o el bien social tienen un papel protagonista frente a otras nimiedades que nos entretienen hoy en día.
Es el futuro con el que muchos soñamos, que en cierto modo ya hemos vivido “un poquito” en cientos de maravillosas entregas por capítulos, es el futuro de algunos que, desde niños, soñamos con viajar mucho más allá.
Fuente: Microsiervos.
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