Uno de los placeres que da viajar no solo es conocer lugares interesantes, sino también disfrutar de la gastronomía de cada país.
Opinión.- Recuerdo en mi primer viaje a Perú, probé la carne de alpaca y me pareció una exquisitez, al igual que la quinua como guarnición de algunos platillos. Pero lo que sí me costó atreverme a probar fue el cuyo o cuy porque vi que era una ratota gigante, aún así decidí probarlo y lo disfruté mucho, realmente sabe muy rico.
Sí disfruté de algo esa vez fueron, aparte de los tragos de pisco sour, las pizzas artesanales hechas en hornos de barro que comí en Cusco. Agradezco a Victor Esqueiros que me invitara a probarlas. (Si no lo recuerdan, Victor fue una de las personas que me ayudo en Perú cuando perdí mis documentos y dinero).
Si de delicias gastronómicas hablamos —y tocando el tema de las pizzas en Manhattan— me pude dar el lujo de comer hot dog en la calle, comer pizza en Little Italy y comida china en Chinatown, y si es cierto que estas cosas no son descubrimientos culinarios para nadie, pero son una experiencia comerlos en La Gran Manzana.
Volviendo a los descubrimientos gastronómicos, si hubo un país que me encanto fue Guatemala. Primero, en uno de mis tantos viajes alguien me invitó a pasar un treinta y uno de octubre a su casa porque tenía una cena donde servirían el fiambre; al final, a pesar de que estaba como a seis hora de distancia, acepté en ir y fue la mejor opción, desde ese 2009 fui varias veces un 31 de octubre y primero de noviembre a comer fiambre porque es la comida típica de esos días que es una ensalada.
Un poco mediterránea con carnes frías las cuales tienen una forma especial de prepararlas al igual que todas la verduras que se le puedan poner y que al final es un verdadero orgasmo al paladar al igual que otras delicias gastronómicas que se encuentran en La Antigua Guatemala como la piloyada antigüeña que son unos frijoles que les llaman piloyes y los preparan con carne de cerdo.
Guatemala tiene otras delicias culinarias por todo su territorio como el jocón, el pepián y el kak ik, este último originario de Cobán.
No se queda atrás la comida nicaragüense que es deliciosa porque tiene su toque caribeño pero en especial los quesillos de Granada; o la gran variedad de quesos que se pueden encontrar en Chinandega; o el fresco de grama y el de arroz que probé en León; o delicias como el vigoron o los nacatamales.
Algo que me llamó la atención fueron las “güirilas” y me decidí a probarlas cuando iba camino a El Rama y para mi sorpresa tras unas cuatro o cinco horas en autobús en un pueblo, que no recuerdo como se llama, las probé y eran las que en El Salvador llamamos rigüas y por supuesto que las disfrute.
Si de mi país hablamos no hay exquisitez más rica que las pupusas en especial cuando estas llevan loroco y son de masa de arroz pero en general, todas son ricas. La cuajada es algo que siempre me gusto, que también es llamada como mamiya, kallatua o gaztambera en algunos países.
De mi actual país, México, lo primero que me gusto y fue en un viaje a una parte de Yucatán en el 2010 fue la cochinita pibil y quede enamorado de ella y ahora que vivo acá hasta tamales he encontrado (me quedo con los oaxaqueños que son envueltos en hojas de plátano al igual que los salvadoreños) y del resto de comida mexicana mejor ni digo, porque hay variedad de tacos y muchas otras delicias para probar como el caldo, el pozole, las variedades de enchiladas, las tortas de tamal y de su pan dulce ni se diga.
Aunque extraño mucho de El Salvador como las quesadillas y semitas horneadas, en especial las de oriente, las de acá, que son alimentos salados también son una delicia pero como estoy hablando del pan dulce, tengo que decir que me quedo con toda la variedad que hay acá en México, aunque extrañé todo el que se hace en mi país.
Y las gorditas aunque parezcan no son iguales a las pupusas; parecidas tal vez, pero iguales jamás.
VoxBox.-