Hay algunas series que brillan con sus finales y que nos hacen pasar el trago amargo del adiós con grandilocuencia.
Detalles.- Siempre es triste cuando una serie se termina. De alguna forma, los espectadores lo sentimos como una pérdida. Perdemos esa historia que nos entretenía, esos personajes que amábamos u odiábamos o, aunque sea, esos minutos en los que nos olvidábamos de todo para entrar en nuestra serie del momento.
Hay algunas series que brillan con sus finales, que nos hacen pasar el trago amargo del adiós con grandilocuencia y que muestran dignidad y saben cuándo retirarse.
Hannibal
Debo ser honesto: cuando me enteré que Hannibal iba a terminar, me afectó. La creación de Bryan Fuller era para mí una obra maestra y no podía comprender cómo la sacaban del aire. No poder disfrutar más temporadas al inigualable Mads Mikkelsen en la piel del terrible Hannibal Lecter me parecía un pecado. Sin embargo, el final llegó y no pude hacer más que aplaudirlo de pie.
La belleza fotográfica del episodio, la brutalidad, la sensualidad de cada minuto de ese final fueron una verdadera obra de arte. Contar, además, con un tema inédito de Siouxsie and The Banshees para cerrar el episodio, con esa incógnita que nos deja el maravilloso personaje de Gillian Anderson, la gran Bedelia Du Maurier, fue un broche de oro para una serie que se caracterizó por su excelencia.
Penny Dreadful
Penny Dreadful fue para mí una serie que creció con el tiempo. En sus escasas temporadas, logró pasar de ser una serie liviana con elementos de terror a una gran obra dramática que nos llenaba el pecho de amor a los amantes de la literatura.
Su tercera y última temporada fue una belleza, donde los personajes secundarios cobraron una relevancia insospechada y sus historias se tornaron, tal vez, hasta más interesantes que las de los protagonistas Eva Green y Josh Hartnett. ¿O alguien me va a negar que la actuación de Rory Kinnear como John Clare no fue una de las cosas más bellas e intensas de la serie? ¿O que la historia de amor frustrado entre Victor Frankestein y Lily no les rompía el corazón episodio tras episodio?
Penny Dreadful terminó antes de entrar en decadencia. Su final, oscuro, trágico, fue una despedida en su mejor momento para dejarnos a los fans satisfechos de haber entrado en ese mundo donde los personajes literarios del terror cobraban vida.
Black Sails
Black Sails es para mí una de las series menos valoradas de los últimos años. Y eso me parece completamente injusto. Está bien, quizás su primera temporada fue un poco lenta y le tomó demasiado tiempo desarrollar a los personajes, pero… ¡Cuánto creció esta serie con el correr de las temporadas!
Nacida como una suerte de precuela al libro de Stevenson, Black Sails termina justo cuando aparece la famosa isla del tesoro Skeleton Island. Sus últimos episodios, cargados de acción, salvajismo e intriga son absolutamente increíbles. Los personajes sacan todos los ases bajo sus mangas, cada uno luchando por su propio objetivo, enfrentándose, superponiéndose, aliándose.
Black Sails terminó antes de tornarse repetitiva, dignamente. Antes de estirar demasiado la trama, faltándole el respeto al libro en el que se inspira. Nos dejó a todos sus fans encantados y dispuestos a recomendarla cada vez que podamos.
The Killing
¿Qué sería de nosotros sin Netflix? ¿Alguna vez se lo preguntaron? Tenemos mucho para agradecerle. Sin duda, una de esas cosas es haberle dado una temporada final a The Killing. ¡Y qué temporada! Opresiva, oscura, breve pero contundente. Fiel a las temporadas anteriores, con sus colores apagados, su lluvia, su humo de cigarrillo, y absolutamente necesaria para dar un cierre.
El final de The Killing fue un regalo maravilloso. Un rayo de sol en esos cielos eternamente nublados de Seattle. El diálogo final entre Sarah Linden y Stephen Holder, con esas medias sonrisas, es de esos que nunca voy a olvidar.
My Mad Fat Diary
¿Cuánto más podíamos hacer sufrir a la pobre Rae antes de dejarla ir? No mucho más, ¿no les parece? La adolescencia es difícil, pero en algún momento se termina. Y por eso, aunque extraño muchísimo a los personajes de esta serie (tanto que la he vuelto a ver un par de veces, debo confesar), creo que su final fue justo.
Alargar el melodrama de la adolescencia le hubiera quitado seriedad a los temas realmente importantes que se trataban en esta serie: la salud mental, la sexualidad, la amistad, la familia, etc. Rae tenía que ser capaz de abrir sus alas y volar, aunque eso significara que ya no la volviéramos a ver.
Please Like Me
En algún rincón de mi corazón, creo que Please Like Me y My Mad Fat Diary son parte de un mismo universo. Y los mismos argumentos que hicieron hermoso el final de My Mad Fat Diary, sirven para Please Like Me. ¿Cuánto más podía Josh seguir sufriendo, contándonos acerca de sus desventuras sexuales con su humor siempre ácido? ¿Cuánto más podía prolongarse esta serie sin convertirse en una burla sobre esos temas que supo tratar tan bien? Porque aquí también la salud mental y la sexualidad y la independencia fueron temas que se trataron de forma divertida, sensible y maravillosa.
Además, su final fue como su comienzo repentino, cotidiano, con tintes de ese patetismo que caracteriza a Josh y a Tom desde un primer momento. Please Like Me terminó en armonía con su propia identidad, manteniéndose fiel a su esencia.
Dexter
Lo reconozco, me llevó algunos años amigarme con el final de Dexter. Es que cuando una serie te acompaña durante tantos años, siempre es más difícil decir adiós sin sentirse un poco abandonado. Sobre todo cuando ese final es tan trágico como el de Dexter.
Pero luego, volviendo a ver de a poco la serie, con atención más clínica, con menos olvidos entre temporada y temporada, me di cuenta de que la construcción del final de Dexter fue anunciada desde sus primeras temporadas. Dexter sabe cuál va a ser su final desde el principio. Se ilusiona temporada tras temporada creyendo que puede cambiar su destino, pero eso no hubiera sido realista. La justicia y la tragedia en algún momento tienen que alcanzar a un asesino serial.
Una vez que fui capaz de volver a ver la serie y echarle esa nueva luz al final. Me pareció una obra maestra, ya que, por más anunciado que había sido, todos nos convencimos de que Dexter Morgan se merecía un final feliz. Pero era imposible. Y esa decisión de no darle al espectador lo que desea, porque va en contra de la narrativa principal, me parece un recurso sumamente digno y fiel a la serie que tantos supimos amar.