Detalles.- Como te contamos hace unos días, Netflix nos ha traído algunos buenos estrenos durante este mes de julio. Entre ellos, el que más ha destacado ha sido Stranger Things, cuyos primeros ocho episodios han sido lanzados el pasado viernes 15 de julio.
Un fin de semana ha sido suficiente para que la crítica especializada (si es que tal cosa existe en Internet) lo haya puesto sobre un pedestal de cristal: una pequeña obra maestra de la ciencia ficción, le han llamado.
Sí, digamos que la miniserie es muy entretenida. Los 8 episodios apenas se sienten. Los hermanos Duffer logran robarse casi toda tu atención y te la devuelven hasta que a ellos se les antoja. Ellos mismos han confesado que se han inspirado en la literatura de Stephen King y se nota; cuando ves los escenarios y el clima de la serie no puedes evitar pensar en los libros de King que tantas alegrías nos han regalado en forma de sustos mortales. En realidad el mayor logro de la serie consiste en ubicarte en un contexto ochentero, que eso ya de por sí nubla el criterio de todos los nostálgicos de aquella estrepitosa época.
En su favor podemos decir además que las actuaciones son espectaculares: Winona Ryder y David Harbour han estado muy bien; pero la ovación se la llevan los niños (Finn Wolfhard, Noah Schnapp, Gaten Matarazzo y Caleb McLaughlin), que demostraron un talento y una química tan increíblemente buena que ya la desearían tener muchos actores y actrices adolescentes de la televisión barata.
Mención aparte y honorífica para Millie Brown (Eleven) que pasará a la historia como una de las mejores actuaciones infantiles de todos los tiempos. Es simplemente maravillosa.
Pero de eso a llamarle obra maestra…
Hay cosas que simplemente no tienen mayores explicaciones y que hacen que la trama parezca por ratos forzada. Como el profesor de ciencias del grupo de amigos que, por algún motivo que nadie explica, resulta ser un experto en viajes interdimensionales y otros menesteres bastante poco ortodoxos. O los personajes principales: el típico grupo de amigos nerds, que disfrutan de juegos de mesa nerds y que forman parte de clubs de nerds, pero que esencialmente no dejan de ser más que niños bastante listos… hasta que les toca enfrentarse con universos paralelos y monstruos reales, entonces todos dan muestra de ser poco menos que científicos que además saben enfrentarse a hombres armados sin pestañear. Aunque, como dijimos antes, esto suele pasar desapercibido porque las actuaciones son memorables.
Bien visto, ni siquiera se trata de una historia demasiado elaborada: un niño desaparece repentinamente en un pueblo de Indiana en 1983, sus amigos y familia junto a la policía local intentan buscar respuestas y terminan descubriendo todo un misterio sobrenatural que involucra facciones secretas del gobierno haciendo experimentos y una niña extraña.
No, Stranger Things no es una obra maestra, aunque no descarto que pueda convertirse en una, dependiendo de cómo vaya evolucionando en las siguientes temporadas.
Pero si nos lo preguntan directamente: la recomendaría.
Es una grandísima opción para subirse a la soga del trapecista y, como la pulga, descubrir un fascinante mundo Del Otro Lado (referencia válida hasta que la veas)