Detalles.- El científico estadounidense Joseph Mazur, del Marlboro College de Vermont, logró demostrar que no existen las casualidades inesperadas, dado que todas pueden explicarse con un simple algoritmo, según informó El Mundo.
En su ensayo matemático denominado Fluke, el investigador cita como ejemplo un curioso acontecimiento ocurrido en 1929, cuando —durante su visita a París— la escritora estadounidense Anne Parrish (1888-1957) compró en una tienda uno de sus libros favoritos de la infancia, sin saber que era el mismo ejemplar que ella tuvo de pequeña. Parrish se quedó de piedra al ver su propio nombre y dirección postal en una de las páginas. Parece una coincidencia maravillosa, “de novela”. Sin embargo, de acuerdo con el científico, había una posibilidad entre 3,331 de que la mujer recomprara su propio libro aquel día.
Según Mazur, las coincidencias no son tan extrañas como pueden parecer y tienen explicación mediante fórmulas matemáticas. De acuerdo con el investigador, solo creemos en las casualidades porque no entendemos cómo funciona la ley de la probabilidad. El científico también declaró al medio español que, a veces “el mundo es tan grande, tan extraño y da tanto miedo que las historias de casualidades nos hacen sentir más seguros”.
En su ensayo, Mazur analiza todos los factores que llevaron a la escritora a comprar, aquel día, aquel libro. Por ejemplo, explica qué tuvo que suceder para que viajara a París y para que visitara aquella tienda concreta en aquella fecha concreta. Además, Mazur analiza qué tuvo que suceder para que su libro de infancia estuviera en aquella librería. El matemático fundamenta sus explicaciones en la Ley de los Grandes Números, aunque reconoce que “era muy poco probable que sucediera”, pero “no tan inaudito como parece a primera vista”. De acuerdo con el investigador, si algo puede suceder acabará sucediendo, aunque tengan que pasar varios años o incluso siglos.
Este principio es ampliamente utilizado por los piratas informáticos para crear los algoritmos que les permiten descifrar contraseñas. Haciendo miles y millones de pruebas, consiguen generar billones de combinaciones hasta que hackean una cuenta. Pero ¿por qué atribuimos entonces a la magia o la mano de Dios las coincidencias extraordinarias? “La culpa es de nuestra memoria selectiva. Cada día, hay miles de millones de coincidencias que no ocurren y no las recordamos. Pero las que sí ocurren, como la compra del libro de Parrish, se quedan grabadas a fuego en nuestra mente, las contamos en fiestas… Y acabamos llamando coincidencias a hechos que son meras probabilidades matemáticas”, señaló el investigador.
Mazur explicó al medio que su ensayo científico nos ayudará a dar la relevancia que se merecen a las coincidencias que nos ocurren diariamente. También subrayó que el haber conocido a su esposa ha sido la coincidencia más importante de su vida. “Fue en una marcha contra [la guerra de] Vietnam con cientos de miles de personas. Ella estaba justo a mi lado, nos pusimos a hablar… y lo demás es historia. Sí, ya sé que podría haber conocido a otras muchas mujeres en mi vida. Pero me gusta pensar que ella es mi alma gemela y me estaba esperando ahí”, concluyó el científico.
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