Detalles.- La cultura de la carne, la comida rápida y la escasa variedad de frutas y verduras ocasionan lo que se conoce como “hambre oculta” o carencia de micronutrientes esenciales, que no se ve y no da síntomas, pero impacta en el funcionamiento del organismo, alertaron especialistas.
“El gran problema del hambre oculta es que no se ve. Es más sencillo, por la sintomatología que presentan, diagnosticar patologías como obesidad o desnutrición, y lo curioso es que esas carencias nutricionales se dan en poblaciones con disponibilidad de alimentos, por lo que no depende sólo de factores económicos”, sostuvo la médica especialista en nutrición Mónica Katz.
La experta explicó que la dieta en países como Argentina se caracteriza por un bajo consumo de hortalizas, frutas, legumbres y cereales integrales y un exceso de consumo de cortes grasos de carne, harinas, azúcares y sodio.
“Es mucho más sencillo tirar un bife en la plancha que cocinar lavando las verduras y fraccionándolas artesanalmente con paciencia, como sucede en la cultura oriental”, insistió la experta.
Según recomendaciones internacionales, el ser humano necesita para vivir alrededor de 60 nutrientes, entre proteínas, hidratos, grasas, vitaminas, minerales y fitonutrientes.
Consultada sobre los alimentos que no debieran faltar en la dieta, Katz mencionó cinco: los frutos rojos, verduras como el brócoli, peces grasos como el salmón, atún o caballa, los cereales enteros de la quínoa, arroz yamaní o algunos tipos de pan integral, y los frutos secos como la nuez o la almendra.
“Algunos son antioxidantes, otros aportan grasas saludables y tienen beneficios para la prevención de enfermedades crónicas”, y además, enfatizó: “Es muy importante mejorar los patrones de alimentación aumentando la variedad de comidas, intentando incluir al menos tres porciones de verduras y dos de frutas por día, así como ocho vasos de agua, legumbres, cortes de carne más magros y limitar los azúcares y las grasas saturadas”.
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