Detalles.- Reflexiones a raíz del 8 de septiembre: Día del porno gratis
Pocas cosas en el mundo nos dejan una sensación tan agridulce como la pornografía: el sudor, los gemidos, la satisfacción y la posterior sensación de vergüenza. ¡Ojo! No hablamos precisamente de masturbación, sino del hecho de ver porno, de saborearlo y de imaginarnos en el contexto de una “película para adultos”.
¿Un vicio?
Cualquier persona en extremo religiosa podría enumerar todos los pecados de la pornografía, los peligros que conlleva y cómo el observador se condena al infierno; pero si nos vamos a los hechos, el problema es de índole neurobiológico y se denomina Efecto Coolidge. El problema yace en que, como mamíferos, nuestros cerebros están predispuestos a excitarse con posibles parejas sexuales compatibles con nuestros gustos personales, entonces podemos asegurar que el Efecto Coolidge es un torrente de libido que afecta a los machos de una especie de mamíferos y que acelera la respuesta sexual al introducir una nueva hembra en su entorno.
La dopamina es el factor predominante en cualquier vicio, y en un estudio de la universidad de Cambridge, en donde se escanearon los cerebros de 19 hombres mientras veían escenas pornográficas, se llego a la conclusión de que la mayoría de sujetos sometidos al estudio experimentaron incrementos en sus niveles de dopamina iguales o superiores a los que se experimentaron con drogas fuertes.
Aunque según varios expertos, la adicción al porno no debe asociarse al consumo de sustancias adictivas porque activa centros de aprendizaje y gratificación, aunque sin ningún otro beneficio a corto o largo plazo.
¿Es peligroso ver pornografia?
Cualquier cosa en exceso me parece en extremo peligrosa. Con la pornografía es igual, cierto consumo es aceptable, pero exponerse constante y deliberadamente a contenidos pornográficos nos hace una imagen poco realista de la sexualidad, porque al fin y al cabo no debemos olvidar que son actores pagados, en un set de filmación y con cientos de horas de edición.
Es difícil estar aislados de la pornografía en un mundo que nos bombardea constantemente con contenidos sexuales explícitos, nuestros abuelos jamás se hubieran imaginado en su vida ver tantos órganos reproductores y gente desenfrenada, pero no por eso aquellos tiempos eran mejores o más sanos, quizá sí un poco más aburridos pero eso es otro tema.
Si pensamos en los beneficios educativos que tiene el acceso a material pornográfico, nos damos cuenta de cómo este ha ayudado de muchísimas maneras a diferentes tipos de personas sin importar su condición étnica o social.
Le ha ayudado a una pareja de esposos a experimentar y avivar la llama perdida de su relación; o a los novios que quieren saber adonde va cada cosa para evitar equivocarse; o a la mujer que nunca experimentó un orgasmo y de repente conoció que existía más que solamente “el misionero”.
En fin, la pornografía es un asunto de percepciones y preconcepciones, normalmente erróneas, acerca de uno de los negocios más lucrativos del mundo, en cuanto a si es buena o mala, lo dejo a criterio del espectador, cada quien vive y percibe su sexualidad como mejor le parezca, pero echarse una película de vez en cuando… no le hace daño a nadie.
Autor: Juan Carlos Rivera, amigo y colaborador de VoxBox. Diseñador gráfico y entusiasta investigador de la cultura underground.
(Fuente: BBC.com)
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