Estilo de vida.- El problema radica en cómo se mide. Usualmente lo que sucede es que hacemos una evaluación de pros y contras —cosas positivas y negativas— que existen en nosotros. Si, por ejemplo, nos fijamos en que somos puntuales, honrados o responsables, tendemos a pensar bien de nosotros mismo. O si, por el contrario, vemos que somos perezosos o mentirosos tendemos a tener una baja autoestima.
Esto en realidad se trata de un error. Estudios han demostrado que esa forma de vernos a nosotros mismos puede traernos una profunda inseguridad, producto de esa evaluación constante. Así, si tu buena autoestima se basa en que eres una persona responsable, pero en algún momento no logras cumplir con algún trabajo universitario o laboral, esa “buena autoestima” fácilmente se puede venir abajo.
¿Cómo saber entonces si tenemos una buena o mala autoestima?
Autoestima significa “el amor con uno mismo”, entonces: ¿Por qué planteamos la autoestima en términos de lo que somos o hacemos? Si en realidad las relaciones de amor se basan en un interés genuino en el bienestar del otro y en un deseo de compartir con este, en una ternura que sale de nosotros hacia esa persona y que nos permite ser sensibles con todo lo que le suceda.
Así es exactamente como debería de funcionar la autoestima: como verdadera relación de amor con uno mismo, en la que nos responsabilicemos de nuestras propias necesidades y limitaciones, y nos conmovamos en un contacto genuino y honesto con nosotros mismos, aceptándonos incondicionalmente.
Amarse a uno mismo. Tener una relación saludable con uno mismo. Ser incondicionales con uno mismo. De eso realmente es de lo que se trata la autoestima.
(Fuente: Psyciencia)
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