Opinión.- En las nuevas generaciones, la adopción de una creencia religiosa que vaya arraigada a su estilo de vida ha sufrido una conversión de estimaciones, que dista mucho de una sociedad conservadora y que sea leal a una religión llena de reglas sin compensación. Para ello, se ha creado la iglesia emergente, una institución religiosa que se adapta a las exigencias de pensamiento juvenil, y que se transforma a las expectativas y exigencias de sus adeptos, para convertirse en una institución flexible con la que se sientan cómodos sus asistentes.
Pareciera que las creencias tradicionales en temas de religión van quedando atrás con los cambios generacionales que se prevén en la actualidad. Anteriormente, para adaptarse a un estilo de vida donde la religión tuviera un protagonismo en el comportamiento humano, este último debía hacerse conforme a las reglas del primero; es decir, se debían adoptar las normas de la religión a escoger hacia el estilo de vida de la persona. Toda prohibición de comportamiento debía acatarse de manera estricta e inmediata, cuando se adoptara una religión como una práctica habitual del individuo, y si no cumplía con el comportamiento esperado, existe una tipología de castigos o reprensiones a las que pueda estar expuesto el individuo, salvo que se hiciera partícipe de los salvoconductos que puedan existir en la creencia religiosa a elegir, con lo que así podría salvarse de las consecuencias de romper con las reglas de la religión.
Actualmente ha cobrado auge la Iglesia Emergente. Esta institución, que es capaz de adaptarse a un público mucho más joven y que no quiere estar encerrada en una lista interminable de comportamientos y prohibiciones que espera la religión a partir del comportamiento de la persona. Es ahora la iglesia la que se adapta a las exigencias de sus miembros. Ahora ya no pretende tener una estructura piramidal, sino que busca la mayor igualdad entre todos los miembros que conforman la estructura organizacional de la institución. Las exigencias, recomendaciones y objeciones que pueden proponer los miembros son acatadas por estas instituciones, a quienes su crecimiento se debe a la adaptabilidad de la inclinación hacia las personas en tener una identidad religiosa, pero que sea compatible con el estilo de vida que quieran llevar.
Existen muchos modelos de este tipo de iglesia; sin embargo, se aceptan al menos 4 tipos de iglesias emergentes[i], de las cuales se pueden desprender diversos ramales que pueden estar influenciados por dos o más tipos de iglesias emergentes. Estas cuatro ramas principales son:
Modelo Deconstruccionalista: Es quizás el grupo emergente más conocido, pues este tipo de iglesias son posmodernas en el amplio sentido de la palabra. Este modelo centra su atención en que los cristianos deben adoptar el posmodernismo, y con ello la necesidad de contextualizar el Evangelio a los tiempos actuales. A menudo se opone a la iglesia institucional, con lo que no es raro que se inclinen por estar a favor de no ubicarse dentro de ninguna denominación.
Modelo Premodernista/Agustiniano: Estos cristianos se inclinan más hacia un estilo de posmodernismo renacentista. Su teología tiende a poner mucho énfasis en la tradición dentro del marco general de la fe cristiana, en lugar de simplemente basarse en la contextualización.
Modelo de la Iglesia de la Paz Emergente (o Emergente Anabautista): Este modelo de iglesia emergente se posiciona con las tendencias no conformistas de Jesús. De esta manera, la Iglesia debería seguir sus huellas usando métodos no violentos, demostrando así el amor hacia los enemigos y el cuidado a los pobres. Viene a ser una renovación del ascetismo, del que se ha escrito mucho últimamente.
Modelo Fundamentalista: Estas iglesias se pueden encontrar en diversas denominaciones, o ser iglesias independientes que generalmente se transforman en “megaiglesias”. Siguen el evangelicalismo tradicional, pues se apegan a las tradiciones, y suelen ser conservadores tanto en el plano político como teológico. Sin embargo, mantienen una postura abierta a la cultura por razones de evangelismo. Suelen parecerse teológicamente a iglesias tradicionales en relación con la doctrina.
A partir de estos cuatro modelos principales, cada uno de ellos, así como sus derivaciones, poseen un objetivo común: el mercado juvenil. En la actualidad, las diferentes religiones ya no se centran en una sociedad conservadora, ya que dentro de sus mismos miembros no existe un cambio generacional que sea capaz de sostener la iglesia a largo plazo, sino que existe una preocupación a que la iglesia desfallezca conforme la generación a la que están dirigidos comience a ser sustituida, y es en esta preocupación donde se sufre la transformación a una iglesia emergente, a que sea capaz de soportar los cambios en contexto de pensamiento y de abstracción, conforme una nueva generación sea formada. Este mismo principio también aplica a que la sostenibilidad de una iglesia que sea capaz de ser rentable y de generar utilidades, para que el estilo de vida de su cúpula dirigente pueda ser fácilmente administrada.
La Iglesia ya no existe para responder a las necesidades espirituales y metafísicas del individuo, sino que ha sido sustituido conforme las exigencias del individuo puedan ser una ventaja para la iglesia cristiana. Así es como la religión vuelve a ser una transformación del contexto social del siglo XXI. Ya no espera que se mantenga una férrea tradición conservadora, sino que se adapta a las transformaciones culturales y a la aparición de subculturas que tengan la influencia suficiente para transformar la iglesia. Los individuos ya no buscan la iglesia y adaptarse a ella, sino que es ahora la iglesia quien se adapta al estilo de vida del individuo, donde no ocurre un cambio drástico y donde existe un mercado rentable para un negocio religioso.
VoxBox.-
[i] Modelos aceptados dentro de las mismas interpretaciones de la Iglesia Cristiana tradicional. Disponible en https://goo.gl/WrhOxf