Opinión.- Hoy en día el petróleo puede ser considerado como la sustancia más valiosa del mundo, a pesar de que los expertos en ecología y medio ambiente se esfuercen en decir lo contrario. Desde viajar por avión a otra ciudad, tomar un taxi, comprar un teléfono celular, calentar nuestros hogares hasta cocinar, el petróleo es parte fundamental en esta cadena de procesos —por algo lo llaman el oro negro—.
Ahora bien, para medir qué tan dependientes somos del llamado oro negro, sería interesante imaginar qué pasaría si el petróleo simplemente se acabara de forma repentina. Este sería nuestro futuro (hipotético):
El hipotético futuro sin petróleo
El primer aspecto en verse afectado sería el del transporte. Debido a la falta de petróleo, las refinerías dejarían de producir gasolina, diésel y todo tipo de derivados que sirven como combustible de autos, aviones, trenes y barcos, principalmente.
La falta de transporte haría imposible el comercio entre países, por lo que se detendrían las exportaciones e importaciones, sobre todo de alimentos, dejando a muchos países en la hambruna total.
Seguidamente se vería afectado el sistema eléctrico, puesto que gran parte de la electricidad del mundo se produce a través del petróleo, por lo que empezaríamos a sufrir apagones cada vez más frecuentes y prolongados, hasta quedar sin electricidad.
Al no tener combustible ni electricidad, muchas fábricas y empresas tendrían que cerrar sus puertas, generando un alza importante en el desempleo y la delincuencia, provocando por ende una gran desestabilización social. En este punto la prioridad para los ciudadanos es obtener comida, lo cual no es muy fácil debido al colapso en el sistema de transporte.
Por otra parte, el sistema de salud dejaría de recibir insumos básicos como guantes, ya que su fabricación depende directamente de derivados del petróleo como el plástico y la goma sintética. No obstante el problema eléctrico también provocaría un caos en hospitales y clínicas, al agotarse el combustible de los generadores, que por cierto generalmente funcionan con diésel.
De igual manera, la crisis haría que los gobiernos busquen desesperadamente alternativas al petróleo, como los biocombustibles. En este escenario el bioetanol y las algas marinas tendrían gran potencial, ya que su producción masiva podría sustituir al petróleo, o al menos a sus combustibles derivados. Sin embargo, esto llevaría décadas en las que muchas personas morirían al ser víctimas de la delincuencia, enfermedades o el hambre.
Finalmente, luego de muchas guerras, obscuridad y tragedias mundiales, las sociedades empezarían una nueva era económica e industrial limpia basada en biocombustibles. Progresiva y lentamente los países empiezan a recuperarse de la crisis, para dar paso al desarrollo social, económico y tecnológico libre de contaminación.
El apocalipsis
Este escenario hipotético no puede ser más parecido al apocalipsis, lo cual demuestra lo dependiente que seguimos siendo del petróleo. La buena noticia es que este escenario hipotético es extremadamente poco probable, ya que aún queda mucho petróleo en el subsuelo para extraer, lo que nos daría tiempo suficiente para desarrollar tecnologías que sustituyan al petróleo sin necesidad de pasar por una tragedia mundial.