Detalles.- Los que me conocen saben, o por lo menos tienen una percepción de mí como una mujer con un carácter un poco especial. Un poco introvertida a veces, que de vez en cuando tiene berrinches como una niña de tres años que perdió su muñeca favorita. Pero por lo general mis enojos parten de mi hambre voraz, que parece surgir cada dos horas aproximadamente. Lo confirman por lo menos tres personas.
He pospuesto escribir por mil y una razones, por no decir excusas. Nuestro cerebro es bastante peculiar, y una de sus funciones principales es darnos la razón. Así que múltiples veces me he dicho a mí misma que “hoy no tengo el tiempo” por el cansancio, el trabajo, las salidas, los amigos, los bloqueos mentales. Ay, esos bloqueos mentales. Como dice la cómica escritora Amalia Andrade: “Quiero escribir, pero me sale espuma. Quiero decir muchísimo y me atollo”.
Siempre he sido de esas personas que, cuando verdaderamente quieren lograr algo, trazan una estrategia y no descansan hacia alcanzar el objetivo, no importa los obstáculos que se presenten. Escribir —aparte de mi recién encontrada pasión por los audiobooks— es uno de mis placeres favoritos. Si publicara el Notes de mi iPhone, podría sacar hasta haikus y otras tantas cosas interesantes. Anoto mil y un insights, como dirían mis amigos publicistas —por si sirven de lead para alguno de mis artículos o mi blog personal (al cual, francamente es hora que vuelva a prestarle la atención y cariño que se merece)—.
Pero la verdad es que, por más que he dedicado todo mi empeño a cada experiencia vivida (relaciones amorosas, nuevas y viejas amistades, primeras veces, o tatuajes impulsivos, etc.), para obtener estos leads, he sido un manojo de excusas. Pero justo en este momento, a esta hora de la mañana y después de una muy mala noche de parranda, realizo que este cúmulo de excusas se resume a una sola cosa: tengo miedo.
Miedo a no poder expresar con mis palabras lo que tanto quiero compartir. Miedo a no saber si mi estilo es el correcto. Miedo a que la editora de este blog (a quien admiro mucho) refute mis ideas, o si tengo realmente la capacidad para escribir lo suficientemente bien en español (considero que escribo muchísimo mejor en inglés).
Sé que esta pieza puede parecer estar de más, pero pensé en querer exponerme y sentirme un tanto vulnerable para poder decir las cosas sin freno. Muchas veces desinhibirse acarrea consecuencias, pero en este caso voy a exponerme a una especie de prueba y error. Quiero hablarles desde mi perspectiva, a través de anécdotas, hechos y datos curiosos. Lecciones de prueba y error, algunas sobre mí, y otras paralelas a mi vida, y algunos temas en los que creo fervientemente.
Un día leí por ahí que el que no vive para servir, no sirve para vivir. Con lo arriba mencionado, espero poder servirles, así como muchos me han servido a mí, a través de lecturas quizá no tan elaboradas, pero ricas en sabiduría popular.
Autora: Alexandra Kerrinckx. Paradójicamente, cuando me pierdo es cuando me encuentro. Cortázar dice que soy una chica excelente, aunque bastante loca de a ratos. Veintiséis años aprendiendo, y desde hace unos diez desaprendiendo.VoxBox.-