En aquella época, cuando yo era una niña entre los 8 y los 12 años, vi varias películas que incluían a actores como Bruce Lee, Chuck Norris o James Tien.
Detalles.- El viernes por la noche significaba tan solo una rutina durante mi infancia: ir a cenar pupusas con mi papá y regresar a casa con una botella de Coca-Cola y una tira de churritos Diana, y ver las películas de Bruce Lee en el Canal 6 (de la Telecorporación Salvadoreña).
Esperaba toda la semana por el adorado viernes. Mi padre me introdujo al cine violento y masculino asiático, y esos momentos marcaron un gusto por este tipo de cinematografías que fui reconociendo en guiños en películas de Tarantino.
En aquella época, cuando yo era una niña entre los 8 y los 12 años, vi varias películas que incluían a actores como Bruce Lee, Chuck Norris, James Tien, Han Ying Chieh y el mítico Bolo Yeung, que también lo vimos con Jean Claude Van Damme.
Pero ¿por qué me acordé de todo esto que estaba enterrado en mi memoria? Bueno, ayer hubiera cumplido 76 años de vida el grandioso Bruce Lee, héroe habilidoso, callado golpeador de malvados e ídolo de mi padre.
Bruce nació el 27 de Noviembre de 1940, en San Francisco, EE. UU. Su papá fue Lee Hoi-chuen, un cantante de ópera China cantonesa que se encontraba de gira junto a su esposa embarazada Grace Ho cuando llegó el momento del parto. Bruce llegó a este mundo en el Hospital Jackson Street. Sus padres quisieron anotarlo con el nombre “Lee Jun-fan”, pero las leyes americanas requerían un nombre local; por eso, a espaldas de sus padres, la enfermera María Glover lo anotó como “Bruce Lee”.
Esta gran leyenda de las artes marciales nació en el Año del Dragón. En sus primeros años sus padres lo llamaban “Fénix”, nombre femenino para alejar a los espíritus que roban al primer hijo varón. Cuando cumplió 6 años se trasladaron a Hong Kong, donde su padre lo hizo participar en su primera película. Su gran talento lo catapultó al éxito inmediato.
En la adolescencia aprendió el arte marcial Wing Chun y se unió a una pandilla para probar en la calle lo que aprendía en el gimnasio. Para evitar que se uniera a la mafia, su padre lo llevó a aprender Tai Chi Chuan. Cuando Bruce cumplió los 18 años ya formaba parte de la Tríada o mafia China, y por ello su padre lo subió al carguero Daisy May rumbo a EE. UU., para reclamar su ciudadanía natal. Al llegar Lee se enteró que su verdadero nombre era Bruce. Su vida cambió radicalmente, perfeccionó su Kung Fu, fundó un instituto de artes marciales y empezó la carrera de Filosofía en la Universidad de Seatle.
Bruce creyó que su mundo se desmoronaba cuando en plena guerra de Vietnam fue convocado por la Armada, pero increíblemente no pasó la revisión médica por pie con arco deforme y miopía. En 1966 William Dozier, luego de ver un video suyo peleando y sabiendo que tenía experiencia cinematográfica, lo llamó para un par de capítulos de Batman. Quedó tan impactado, que le reservó el papel de Kato en la serie El Avispón Verde.
Mientras se dedicaba a escribir libros de filosofía y entrenamiento de artes marciales, le llegó el ofrecimiento de filmar El gran jefe. Se trasladó a Hong Kong para su rodaje, donde surgió un segundo film, Puños de acero. Por el éxito y la repercusión de las películas, sus institutos de Jun Fan Gung Fu rebalsaba de inscritos; sin embargo, decidió cerrarlos a pesar de contar entre sus alumnos con Steve McQueen, James Coburn y Kareem Abdul Jabbar.
Al contrario que las grandes estrellas de Hollywood, Bruce llevaba una vida ordenada y un tranquilo matrimonio con Linda Lee Cadwell, con quien tuvo dos hijos: Brandon y Shannon. El pináculo de su carrera llegó con el estreno de Operación Dragón, que abrió nuevos y ambiciosos proyectos, pero el 20 de Julio de 1973, mientras filmaba en Kowloon, Hong Kong, murió a causa de un aneurisma durante un ataque de epilepsia. En ese momento Bruce Lee solo tenía 33 años.
Es innegable el legado de este hombre: actor, filósofo y maestro de artes marciales. También eran innegables las regañadas que mi mamá nos daba a mi papá y a mí por quebrarle un par de jarrones, en nuestro afán de aprender las patadas voladoras que vimos durante años en sus películas.
Ayer vi a mi papá, le conté que su ídolo habría cumplido años ese día… me dijo que necesitamos ver nuevamente sus películas.
Tiene razón.