Trending.- Me alegra no ser estadounidense, a estas alturas no tendría duda sobre el voto que emitiría el 8 de noviembre, definitivamente no sería para Donald Trump y, aunque no es santa de mi devoción, Hillary sería mi elegida para ejercer mi derecho al voto.
El candidato republicano Donald Trump está afrontando la crisis más grave de su campaña electoral, justo en el fin de semana en el que se realizará el segundo debate electoral. La revelación de una grabación con comentarios lascivos puede sellar su futuro. A un mes de la elecciones presidenciales, se multiplican las voces en el Partido Republicano que piden que se retire, un gesto insólito a estas alturas de la campaña. El propio candidato a la vicepresidencia, Mike Pence, se ha declarado ofendido por su palabras y la cúpula del partido ha frenado parte de la campaña. Trump reiteró este sábado su negativa a abandonar.
Como mujer me pregunto cómo se siente su tercera esposa, Melania, yo estaría horrorizada, si es que fuera como ha dicho ella en un comunicado de prensa, donde afirma: “Las palabras que usó mi marido son inaceptables u ofensivas para mí. No representan al hombre que yo conozco”.
El candidato, por su parte, alegó, a través de su cuenta en Twitter que “los medios y el establishment” quieren que se retire, “pero nunca me rendiré, nunca decepcionaré a mis seguidores”.
Luego de leer un artículo de El País me queda claro que muchos republicanos están arrepentidos de haber apoyado a este hombre que va en contra de muchos aspectos que durante años han construido su identidad en torno a la defensa de los valores tradicionales para la sociedad y la familia y resulta que ahora llevan a un hombre que reconoció en 2005 que se sentía “automáticamente atraído” por las mujeres “bellas”, que “directamente empiezo a besarlas” y que “cuando eres famoso, te dejan hacerles de todo. Agarrarlas por la vagina. Lo que sea”.
Tal vez Donald ha olvidado que las mujeres representan más de la mitad del electorado en EE. UU. Según los sondeos, este voto ya optará mayoritariamente por Clinton. Yo también lo haría, a pesar de tener mis dudas también respecto a la primera mujer que es candidata a la presidencia de Estados Unidos.
Tras las últimas declaraciones, Trump podría perder un segmento dentro de este electorado, el de las mujeres casadas, que los republicanos han ganado en las últimas cuatro elecciones. Esto pondría muy cuesta arriba para Trump la posibilidad de una victoria. El 8 de noviembre puede darse la circunstancia de que sea el machismo de uno de los candidatos lo que acabe decidiendo la elección en favor de la primera mujer mujer presidenta.
Fuente: El Pais
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