Detalles.- El 26 de julio de 1928 nació en Nueva York el que se convertiría en uno de los directores más grandes de la industria cinematográfica: Stanley Kubrick.
Su vida y su obra estuvo cargada de mitos y de excentricidades, dos rasgos muy comunes entre los grandes genios. Recientemente se dio a conocer una carta de Vivian, su hija, en la que desmentía la muy conocida teoría de que fue él quien dirigió el aterrizaje lunar de 1969.
Lo que todos tenemos claro es que Kubrick nos regaló obras maestras que siguen siendo un auténtico deleite.
Pero trabajar con él era difícil. ¿Por qué? Te lo contamos:
Primero: Los sets debían ser perfectos
Cuando rodaba Eyes Wide Shut tenía ya muy desarrollado el miedo a volar, así que mandó a los encargados de decorados a Nueva York para que midieran todas las calles y localizaciones que iban a aparecer en la película para reconstruirlas con el mayor rigor posible.
Segundo: Trabajo constante y pesado
Sigamos con Eyes Wide Shut que ostenta un récord Guinness: el rodaje más largo de la historia. 400 días necesitó Kubrick para rodar todo lo que quería como lo quería. La trilogía entera de El Señor de los Anillos fue filmada en solo 274 días.
Tercero: La luz
En Barry Lyndon, uno de los protagonistas recuerda que una escena con miles de velas tomó una semana entera para poder realizarla. Cuando ya estaba hecha fue eliminada del metraje. El asistente del director contó que Stanley la miró y no le gustó cómo había quedado.
Cuarto: Dureza con los actores
Es de sobra conocida la presión que Kubrick ejerció sobre Shelley Duvall, la esposa de Jack Nicholson en El resplandor. La marginó en el rodaje, le quitó frases del guion y prohibió a todo el mundo presente en el set que entablase amistad con ella.
Quinto: Repetir, repetir, repetir…
Kubrick le hizo repetir a Shelley Duvall hasta en 127 ocasiones la escena del bate en El Resplandor. Otro Guinnes: esa es la escena con más tomas jamás realizada. El llanto de Wendy en esa escena es real, y Duvall acabó incluso perdiendo mechones de pelo por el estrés. El director de fotografía de la película, Garret Brown, ha atestiguado que su reputación de perfeccionista está completamente justificada. Fue en varias ocasiones a lo largo de esa película en la que repitió la misma escena más de cien veces.
Por suerte para nosotros no tenemos que vivir esas dramáticas experiencias y solo nos resta reproducir cualquiera de sus grandes obras, y disfrutarlas. Disfrutarla muchísimo.
VoxBox.-