San Google no es solo el motor de búsqueda por excelencia de nuestra época, sino además es un dios parecido a los de la antigüedad.
Detalles.- Google es el dios de nuestra época. ¿No nos creen? Aquí un par de pruebas casi irrefutables.
Pensemos, por ejemplo, en el Oráculo de Delfos. Para quienes no sepan, dentro del templo dedicado a Apolo, a los pies del monte Parnaso, en Grecia, el Óraculo sirvió durante siglos para que los humanos recibieran las noticias del Olimpo. ¿Ya ven por dónde van las cosas?
El Oráculo de Delfos venía siendo un club de gente adinerada que “escuchaban” a los dioses, a cambio, por supuesto, de un suculento sueldo.
La comparación entre Oráculo y Google no es gratuito: “Oráculo de Delfos” fue el término elegido por Massimo Marchiori, el científico italiano que inventó el motor de búsqueda de Google.
En aquella antigüedad, el “conocimiento” lo tenían los dioses, por lo que los simples seres humanos como nosotros teníamos que pagar dinero a los sacerdotes, a fin de que bajasen ese conocimiento a tierra.
En el presente, el conocimiento está localizado en una superred mundial llamada Internet. Además, nos tragamos publicidad de Google para acceder a él. Así es, queridos amigos, el mecanismo no ha cambiado demasiado.
¿Creemos en el dios Google?
Si preguntas por ahí si la gente cree en los dioses, la mayoría te dirán que sí. Si preguntas, además, si Google es un dios, te mirarán con cara rara. Pero si nos atenemos a una definición básica de “dios”, considerado como omnipresente (está en todas partes), omnisciente (sabe todo), pensar en nuestro buscador favorito como una deidad no es para nada descabellado.
La diferencia importante entre aquellos dioses y el nuestro es que hoy día sí recibimos conocimiento, sí obtenemos respuestas. Nuestro dios al menos tiene la decencia de respondernos.
Cuando le haces una pregunta no solo la escucha (casi todos los dioses se quedan en esta fase). Si bien es cierto que no del todo bien, Google responde a todas nuestras preguntas con una paciencia infinita, incluso cuando estas son muy estúpidas o no tienen sentido. Si nunca lo has hecho, prueba con la búsqueda más estúpida que se te ocurra, algo como: “¿Por qué los unicornios negros no viven en mí habitación?”. Sí, obtendrás respuesta estúpida, pero una respuesta al fin y al cabo.
Google existe para hacer dinero
Empresa, o sea busca hacer dinero, justo como los dioses de la antigüedad. No podemos olvidar ese detalle. Es cierto que busca informar, pero su objetivo primordial es hacer dinero.
Tomemos en cuenta que todos los resultados que encontremos tienen detrás a alguien que espera que entremos, leamos, consumamos contenido e interactuemos con la web que han diseñado. Para conseguir eso hará de todo. Nos mentirá, nos seducirá, hará lo imposible para que nos quedemos. Algunos, en una maniobra imprevista, incluso acaban diciendo la verdad con tal de atraparnos. Esos, como VoxBox, son los peores.
Tanto los dioses de antaño como nuestro gran dios de ahora, no están ahí para resolver tus preguntas porque sea benevolente. Están ahí porque otro quiere que leas sus respuestas, porque en medio de todo ese mecanismo hay mucho dinero.
Por favor, no lo olvides la próxima vez que abras tu navegador y preguntes por el hábitat natural de los unicornios negros.