Las prácticas sexuales de aztecas horrorizaron a los conquistadores españoles y provocaron un fuerte ataque a su moral cristiana.
Detalles.- Debido al choque cultural que hubo cuando los españoles llegaron al Nuevo Mundo, mucha de la información sobre cómo vivían se perdió. Ese ha sido el caso de uno de los temas que más ha fascinado a los investigadores: la vida sexual de los aztecas.
Veamos algunos puntos interesantes sobre el tema:
Dioses del sexo
La presencia de los dioses era continúa en todo lo que sucedía en la vida, desde el clima, cosechas, incluido los aspectos más íntimos de la sexualidad y del amor. Existía en el mundo azteca una constante presencia de lo mágico y religioso, todo estrechamente relacionado con la sexualidad y el erotismo.
Tres eran los grandes dioses aztecas en su relación con la sexualidad y el erotismo:
La diosa Tlazoltéotl, que representaba la fecundidad, la fertilidad y el placer carnal. Era la protectora de las parturientas y todo lo relaciono con el sexo.
Xochipilli era el dios de las relaciones sexuales ilícitas, de las flores, del amor por lo que también era el dios de las prostitutas, los juegos, la belleza, la danza, el maíz y las canciones.
Xoxhiquétzal era la esposa del dios Xochipilli y protectora de la prostitución y de la sexualidad, siendo también una diosa muy venerada por las tejedoras. Existía en el mundo azteca el culto a la diosa Xochiquétzal, que tenía una apariencia con el nombre de Xochipilli, el protector de la prostitución masculina y las relaciones homosexuales.
Los dioses aztecas de la sexualidad estaban presentes en todas las ceremonias públicas, donde se castigaban o ejecutaban a todos aquellos que habían transgredido las normas sexuales.
Vagina dentada
Las deidades, que hacían referencia al amor y a la belleza, hacían también alusión a los peligros de la sexualidad femenina o a la promiscuidad, por lo que en esta cultura se desarrolla el mito de la vagina dentada.
Poligamia
El matrimonio entre personas de distintas etnias estaba mal visto en general, pues cada sociedad tenía en muy alta estima su origen divino, y por ello, no era algo honorable mezclar su sangre con la de otro pueblo.
La concepción de la poligamia prehispánica establecía un señor, su mujer principal y sus mujeres secundarias, que formaban una sola familia, a la cual se le proporcionaba apoyo y protección, y donde las mujeres secundarias y sus hijos no eran objeto de estigmatización social.
Las mujeres aztecas debían ser sumisas ante su esposo. Sin embargo, las mujeres totonacas y otomíes eran temidas, iban a la guerra igual que los hombres y podían elegir al marido que quisieran. Una vez, más vemos la diversidad de costumbres dentro de los pueblos aztecas.
La poligamia era, pues, aceptada. Los emperadores Moctezuma y Nezahualcoyoti tenían hasta dos mil concubinas en sus harenes. Como era imposible que pudieran relaciones con todas, se permitía que se pudieran dar placer entre ellas. Para ello utilizaban “la flor adulterina”, que era una especie de alcachofa con bulbo en forma de pene.
Pasivos y activos
En la cultura azteca se distinguía al homosexual activo del pasivo. El activo representaban su rol genérico masculino y el pasivo, al ser penetrado en el acto sexual, violaba su rol de hombre y se feminizaba. Debido a esto, al pasivo se le sacaba las vísceras y le prendían fuego, mientras que el activo lo enterraban con ceniza y así moría. La ley mexica castigaba la sodomía con el empalamiento para el homosexual activo, y la extracción de las entrañas por el orificio anal para el homosexual pasivo, y la muerte por garrote para las lesbianas.
De la existencia de la homosexualidad hay constancia en numerosos escritos de los misioneros y del propio Hernán Cortes, que en sus Cartas de relación decía: “Hemos sabido y sido informados de cierto que todos son sodomitas y usan aquel abominable pecado”.
Bernal Díaz del Castillo en La historia verdadera de la conquista de Nueva España decía: “No tenían mujeres, más tenían el maldito oficio de la sodomía… había otra gente más sucia y pala, y de peores costumbres no lo hubo como esta de la provincia de Panuco, porque todos era sodomitas y se embudaban en las partes traseras”.
Prostitución
Las prostitutas estaban estigmatizadas y eran socialmente repudiadas, pero su actividad era tolerada y no eran juzgadas por su práctica.
Moctezuma ordenó destruir una casa de prostitutas, porque pensaba que debido a las transgresiones públicas del prostíbulo su pueblo había sido castigado con la llegada de los españoles.
Adulterio y masturbación
El adulterio era considerado como una de las principales transgresiones y se castigaba con la pena de muerte, aunque también se dejaba en ocasiones que el castigo lo aplicara el mismo marido, quien arrancaba a mordiscos la nariz de su esposa y al amante.
El adulterio se castigaba porque se tenía la creencia de que producía desequilibrios entre la comunidad y el Cosmos, y la presencia del transgresor provocaba desgracias, como la pérdida de cosechas o la muerte de niños.
La masturbación del miembro viril masculino es una de las escenas más reproducidas en esculturas y pinturas en cuevas, pues de acuerdo con la antigua cosmovisión, las cavidades eran los espacios donde el semen-semilla fructificaba la tierra a manera de acto propiciatorio.
Los mexicas consideraban el placer sexual un don divino, tan necesario como el alimento, el vigor vital y el reposo cotidiano. Sin embargo, pensaban en el mundo azteca que para poder disfrutarlo más debía ser ejercitado con moderación.
La sexualidad de los aztecas
La sexualidad va más allá de lo reproductivo para los aztecas y fue visto como una manera de asegurar la marcha del mundo.
Como vemos, las prácticas sexuales de los pueblos aztecas horrorizaron a los conquistadores españoles imbuidos de la moral sexual cristiana, e hicieron que sus prácticas sexuales fueran destruidas. De ahí la dificultad para su estudio.