Hoy celebramos el nacimiento de Akira Kurosawa, ese grandioso artista y maestro del séptimo arte.
Cine.- Akira Kurosawa es reconocido por estar detrás de filmes como Los siete samuráis y Yojimbo. Estos son clásicos del cine japonés que han causado revuelo internacional, al punto que fueron adaptados en Europa y EE.UU. en películas de culto como Los siete magníficos, de Antoine Fuqua, y Por un puñado de dólares, de Sergio Leone.
Hoy se celebra el 107.º nacimiento de este artista y maestro del séptimo arte.
Si eres de los que todavía no conoce su obra, te dejamos estas recomendaciones para que puedas comenzar a maravillarte:
Nora Inu (1949)
En la Tokio de la posguerra, un joven detective ha perdido su pistola, y con ella su honor. Para colmo, el arma es usada para el crimen, por lo que el protagonista deberá hacer lo imposible para resolver el caso, en una búsqueda que le llevará por los bajos fondos de la ciudad. Por suerte no está solo, ya que le acompaña un veterano policía de quien aprenderá más de una lección. Una de las joyas del cine negro que rodó Kurosawa, asfixiante (casi se nota el calor) y entretenidisíma, protagonizada por los sensacionales Toshiro Mifune y Takashi Shimura.
Rashōmon (1950)
Una de las míticas, de imprescindible visionado para cualquier aficionado al cine. En esta ocasión, Kurosawa nos traslada al siglo XII, donde bajo las ruinas de un templo se habla sobre un complicado caso de asesinato. Al parecer, un bandido ha sido acusado de haber matado a un señor feudal y de violar a su esposa, pero… ¿quién dice la verdad? La película se hizo famosa por su estructura dividida, para mostrar las diferentes versiones de los implicados en el crimen. Debería de estudiarse en las escuelas.
Ikiru (1952)
Una de las películas más emocionantes de este genial cineasta. Protagonizada por un impresionante Shimura, Vivir se centra en la reflexión y el cambio de actitud de un veterano y aburrido funcionario, quien se da cuenta que ha estado desperdiciando el tiempo cuando se enfrenta al final de su vida. Preciosa, humana, crítica y, de nuevo, perfectamente digerible para el público occidental.
Shichinin no samurai (1954)
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Japón, siglo XVI. Un pueblo de campesinos está harto de tener que entregar sus cosechas a una banda de ladrones, así que deciden contratar a un grupo de mercenarios para que los defiendan. Y así da comienzo una auténtica gozada de más de tres horas: fotografía impresionante, ritmo endiablado, personajes memorables, diálogos fantásticos, secuencias abrumadoras… Sencillamente una de las mayores obras de arte que ha dado el cine.
Kumonosu-jô (1957)
Misma época. De vuelta a casa tras una contienda victoriosa, un general se encuentra con una anciana que le revela un destino de riqueza y poder. Desde ese momento, e influido de manera poderosa por su mujer, el general quedará envenenado y no se detendrá ante nada por cumplir su destino. Kurosawa adapta Macbeth de Shakespeare, resultando una película fascinante, con uno de los finales más impresionantes de su filmografía.
Kakushi-toride no san-akunin (1958)
De nuevo, el Japón feudal del siglo XVI, pero ahora como fondo para un espectacular film de aventuras centrado en un samurái que debe escoltar a una princesa por tierras enemigas. Una de las películas más famosas de Kurosawa, aunque el motivo sea lo mucho que llegó a influir en George Lucas y su saga de Star Wars. Para muestra, los dos entrañables personajes de la imagen, que acabarían siendo convertidos en R2D2 y C3PO.
Yojimbo (1961)
Otro de los títulos más famosos del realizador. Esta vez saltamos al siglo XIX y seguimos el camino de un misterioso y poderoso samurái, quien llega a un pequeño pueblo destruido por la violenta rivalidad de dos clanes. La película fue versionada posteriormente por Sergio Leone, provocando una demanda por plagio. Lo curioso es que la trama proviene de Cosecha roja, de Dashiell Hammet, y es lo más parecido a un western que ha rodado Kurosawa en su vida, como señalaba Alberto en su crítica. El final es antológico y ha sido copiado en muchas ocasiones.
Dodes’ka-den (1970)
Es la primera película a color de Akira Kurosawa. El título se refiere al sonido producido por un tranvía o un tren en movimiento, que lo produce un niño al imitarlo todos los días que pasa a través de la basura. El filme retrata a un grupo de vecinos de los barrios bajos de Tokio, que usan su imaginación para enfrentarse al desolador panorama de miseria y alcoholismo en el que viven.
Dersu Uzala (1975)
Kurosawa emprende su siguiente película fuera del país, en la Unión Soviética, siendo la primera vez que rodó fuera de Japón. Usando un idioma que no es el suyo y actores no japoneses, emprende una coproducción para recrear un episodio en la vida del explorador ruso Vladímir Arséniev y el relato de eterna amistad con Dersu Uzala, un cazador que guio su expedición.
¿Cuáles has visto de este genio?
VoxBox.-