Tips.- El año estuvo cargado de mucho cine: aciertos, errores y horrores que simplemente no tuvieron que ver la luz.
Por eso, el portal Cinemanía ha elaborado este listado con las películas más decepcionantes del año:
Blair Witch
Se rodó en secreto. Muy pocos sabían de la existencia de este proyecto, hasta que salió el primer teaser. Se trataba de la segunda parte de la película que cambió el género del terror por completo. El regreso a Black Hills, construido sobre el clímax que dejó su predecesora 17 años antes. Así que como mínimo nos íbamos a encontrar con una película desasosegante, asfixiante y oscura, que volviera a presentarnos el terror más básico del ser humano. Una parte final que nos diera más respuestas, sin negarnos la intriga y dejando sin responder muchas de esas preguntas que rodeaban la oscura leyenda de ese bosque de Maryland.
Lejos de eso, resultó ser una propuesta vaga y redundante, que no aportaba nada ni impresionaba a la audiencia y donde sus mayores hallazgos ya los había conseguido su predecesora. No encontrarán (por mucho que busquen) ningún artificio en su guión o en su narrativa que la justifique.
Escuadrón Suicida
Primero parecía un divertimento de DC y Warner. Después pasó a ser la película capital de la franquicia, o al menos la propuesta superheróica más macarra y divertida que por fin haría competencia desde la más absoluta irreverencia a la blancura de Marvel. Actores como Will Smith, Margot Robbie o Jared Leto sometidos a una película de ritmo endiablado, donde los criminales son los buenos y los malos pueden ser cualquiera. Un giro de 180° para el género.
Pero lo que nos encontramos fue una película convencional con un guión sin sustancia. Estética impostada y postureo en cada escena. Un espectáculo repetido hasta el aburrimiento, actores muy buenos interpretando a personajes que, o no tienen ningún carisma o son puro objeto de merchandising. Típica, ilógica, y lo peor, tan vacía de contenido y tan naif como los exitazos de taquilla de su competencia.
Joy
David O. Russell, el niño mimado de Hollywood, llega con un drama biográfico sobre Joy Mangano, que es una humilde trabajadora que acaba siendo un auténtico ícono de la teletienda americana. Actorazos como Jennifer Lawrence, Robert De Niro o Bradley Cooper haciendo realidad una historia real de superación sobre una heroína doméstica. Una fábula melodramática para deshacernos ante el gran sueño americano. Otra vez (y las que hagan falta).
Pero resultó un telefilme sobre una estrella de la teletienda sin ningún interés argumental, salvo las trampas narrativas que Russell fuerza para poder dar algo de sustancia a una historia sin equilibrio y demasiado superficial para el carisma que se le presupone al personaje principal. O sea, una película mala.
Mi amigo el gigante
Prometía un regreso del mejor Spielberg, el de las películas familiares rodadas con esa contagiosa fascinación por el propio lenguaje cinematográfico. Un nuevo E. T. cine infantil que convocara la maravilla representada, esta vez en un gigante bonachón sacado de un cuento de Roald Dahl e interpretado por un Mark Rylance apabullante.
Lo que encontramos fue una película congelada por el frío de sus casi inexistentes emociones. ¿Alguien sabe dónde ha quedado el Spielberg que contagiaba esas terribles ganas de vivir en una aventura constante? Desde luego aquí no. Muy bien rodada, como no podía ser de otro modo, pero tan vacía que no hay fascinación posible. La crítica la adoró, pero su gran aliado, el público, apenas la prestó atención… Pasó desapercibida por taquilla.
X-Men: Apocalipsis
El apoteósico cierre de una trilogía que había comenzado con la mejor película sobre la Patrulla X hasta el momento, X-Men: Primera Generación, y continuado con la laberíntica y estimulante Días del futuro pasado. En esta Xavier y Magneto vuelven a ser claves para destruir al mutante más poderoso de todos los tiempos, una especie de dios inmortal que tras miles de años dormido despierta y toma la iniciativa de acabar con toda la humanidad.
Pero, dejando de lado el comienzo con Magneto fuera de circulación viviendo una humilde y feliz vida al lado de su mujer y su hija en lo maravilloso, la película es terriblemente torpe, tramas deterioradas por su uso, actores (como Jennifer Lawrence) que no quieren estar ahí y a los que se les ve a leguas su pereza. Personajes desaprovechados y demasiados, tantos que al final es que te da igual. La taquilla le dio la espalda y los críticos la olvidaron nada más verla.
La chica del tren
Tate Taylor no es David Fincher, pero ha hecho un par de películas muy buenas como Criadas y señoras, tiene mano con los personajes femeninos y este thriller basado en la novela de Paul Hawkins parecía hecho para él. Un thriller en el que la clave es una mujer golpeada por un reciente divorcio y que cada día fantasea con otra vida mientras viaja en tren, hasta que un día es testigo de un terrible suceso que la involucra en una intriga de asesinatos. Material del bueno para profundizar en los personajes y devolvernos el reflejo de nuestra peor parte como seres humanos.
Pero lo que nos encontramos fue un thriller sin intensidad dramática. O sea, un pecado. De avance lento y un suspense tan calculado, que se pierde rápido el interés. Una película rutinaria donde los personajes son tan taciturnos como la protagonista. El espectador no siente ninguna curiosidad por la trama.
Rock The Kasbah
Lo que prometía: El tipo que dirigió películas tan fantásticas como El mejor o Rain Man nos cuenta la historia de un mánager musical interpretado por Bill Murray, quien se queda tirado en Afganistan hasta que conoce a una joven con una maravillosa voz (Zooey Deschanel) y decide llevarla a la versión afgana de The American Idol. ¿En serio? ¿Bill Murray perdido en otro país se va por ahí con Zooey Deschanel a vivir aventuras, mientras actores como Bruce Willis o Kate Hudson hacen sus apariciones estelares? DEME 10.
Lo que nos encontramos: Hasta que no vimos Rock the Kasbah no nos habíamos planteado que Bill Murray podría dar vergüenza ajena; de hecho, los fans del actor la hemos olvidado. Como si nunca hubiera pasado. Es condescendiente, liosa y terriblemente naif en su búsqueda de la redención. No es la peor película del año, pero casi. Jo, es que ni siquiera la dulzura de Deschanel salva el desastre.
Warcraft: El origen
La cinta prometía adaptar el videojuego de Blizzard. Un reto inabarcable para la mayoría de los directores, pero Duncan Jones es un tipo valiente y tras dos títulos relevantes para la ciencia ficción, como Moon o Código Fuente, se metía en este lío. Los personajes de Warcraft son muchos y con historias muy ricas tras ellos, así que con un poco de tino e imaginación tendríamos ante nosotros una película de fantasía épica con menos ambición que El Hobbit, pero con mejores ingredientes.
Lo que nos encontramos fue una serie B. Una película llena de colores y acción con tantas tramas, que deseas haber entrado a la sala con algo de LSD en el bolsillo para disfrutar del viaje con todos tus sentidos alterados. Mucha guerra, muchos personajes, mucha épica, pero al final todo está vacío. Cuando sales de la sala estás de resaca. Y la serie B nunca debería exigir tanto al público.
VoxBox.-