En internet se encuentra todo tipo de fetiches relacionados con el sexo, pero hay uno en particular que parece que cada año gana más “adeptos”: el porno de mujeres gigantes.
Trending.- ¿Eres capaz de imaginar cuál fue la categoría que experimentó la mayor tasa de crecimiento en 2015, con un aumento del 1,091 por ciento? Sí, fue el porno de mujeres gigantes, en el que (generalmente) las mujeres se filman en ángulos extraños, en sets miniaturas, o frente a una pantalla verde, de manera que parecen alzarse sobre el mundo.
A veces también trituran, comen o juegan con hombres, edificios, u otros accesorios diminutos.
Esta tendencia está dedicada principalmente al tabú sexual de la macrofilia, donde por lo general los hombres se excitan por ser dominados por un ser superior tanto física como potencialmente; por ejemplo, el hombre es encogido por un rayo que lo ataca y es sometido sexual y físicamente por monstruosas pero atractivas figuras femeninas.
La comunidad fetichista explica que los hombres a quienes les gusta el porno con mujeres gigantes quieren huir de su realidad y de exigencias que les parecen anticuadas, o que simplemente van en contra de sus deseos, a través de un dominio físico abrumador por parte del sexo opuesto.
A principios de los 2000, el porno gigante se volvió tan lucrativo que productores, cineastas, actores e inversores de la industria comercial cinematográfica se aprovecharon de un mercado prometedor, utilizando ediciones y sets profesionales, e incluso alcanzó su máximo apogeo en 2010.
No fue hasta que la piratería atracó el mercado con copias masivas, al vender el contenido más barato y más accesible a todo el público y sin restricciones. Los inversionistas y productores interpusieron una demanda, pero el público era tan pequeño que cuando retiraban un contenido de la web, la piratería ya se había encargado de producirlo y venderlo masivamente.
Después de todo, el género está hecho para un público increíblemente específico, que con probabilidad no explotaría de la noche a la mañana, como sugieren las cifras de PornHub.
La historia de este tipo de porno es un sólido estudio de caso sobre cómo los informes de tendencias de búsqueda en internet podrían no decirnos tanto sobre el cambio de las preferencias sociales, como las noticias construidas a su alrededor podrían hacernos pensar.
A veces solo reflejan trastornos turbulentos en un mercado que cambia con rapidez, y el éxodo de las bases de fans de un rincón de internet a otro. Es algo difícil de entender. Aun así, las cifras son un testamento de una verdad larga y estable: los fetichistas del porno de mujeres gigantes podrían ser pequeños, pero tienen un apetito increíblemente masivo.