El feminismo ha tenido ciertos altibajos. Las buenas intenciones de esta liberación femenina ha desatado una legión de mujeres “salvadoras y heroicas” que utilizan este objetivo para poder “oprimir al opresor”.
Opinión.- La historia mundial ha sido testigo de múltiples movimientos sociales, con la intención de que las personas puedan expresar aquellas problemáticas e injusticias que obstaculizan su pleno desarrollo en el colectivo social. Uno de los más importantes, sin duda alguna, ha sido el feminismo.
El movimiento feminista tiene sus orígenes en la Revolución Francesa (1789) en la cúspide de la primera proclamación de los Derechos del Hombre y el Ciudadano, que no tenía alguna asignación que defendiera de manera políticamente legal a las mujeres. Es a partir de ese evento que las mujeres se han estado organizando con el fin de poder reclamar sus derechos que como ciudadanas les corresponde y que, por cuestiones de la hegemonía masculina, han sido denegados, invisibilizados y violados.
El feminismo se rige por lograr la liberación de las mujeres en cuanto a ciertas cuestiones políticas, religiosas y morales que las oprimen y atacan su integridad. De igual manera, busca que ambos sexos se beneficien de dicha liberación, a través de eliminar las desigualdades y la jerarquía que han sido establecidas por el machismo. Este concepto puro, si podemos denominarlo de esa manera, muestra que este movimiento social puede ser útil para que la sociedad se mueva de manera más pacífica y tolerante en cuanto a las injusticias a las que las mujeres han sido víctimas.
Pero en la actualidad el feminismo ha tenido ciertos altibajos. Al parecer las buenas intenciones de esta liberación femenina ha desatado una legión de mujeres “salvadoras y heroicas” que utilizan este objetivo para poder “oprimir al opresor”, que tratan de buscar el empoderamiento en los estatutos del feminismo para poder violentar a los hombres e incluso a otras mujeres que no se adaptan o no aceptan las ideas radicales que ellas proponen.
¿Podría ser esto una verdadera problemática? La verdad es que sí, ya que la credibilidad y la trascendencia de los fines originales del feminismo van degradándose hasta perder importancia de las verdaderas necesidades que las mujeres tienen. Es decir, que las protestas reales con el fin de parar el acoso sexual en el trabajo, abolir la ley en contra del aborto para aquellas mujeres con complicaciones en su embarazo y demás que pueden ayudar a las mujeres, podrían verse afectadas frente al discurso que estas pseudofeministas vayan proclamando por las calles y en los distintos medios de comunicación, cuya finalidad suele ser la de sentirse inconformes ante cualquier cosa que alguien más les haga o que simplemente no se ajusta a los que ellas creen correcto para el sexo femenino.
Día a día vemos como este nuevo discurso feminista va formando parte de las relaciones sociales con otras personas, inundada de ideas erróneas acerca del empoderamiento que las mujeres podemos tener frente a las injusticias y las va reproduciendo a las nuevas generaciones, en donde el no ceder y el odio ante lo masculino se ha convertido en el lema favorito de muchas adolescentes y demás mujeres que se encuentran a favor de este tipo de feminismo. Al parecer el denominar como idiotas, cerdos, inútiles, androcéntricos y limitar algún tipo de relación social con los hombres es la mejor manera de poder acabar con las desigualdades de género, reivindicar el poder femenino y acabar con todo el machismo existente en la sociedad cuando justamente están realizando lo contrario, haciendo que las mujeres sean vistas como víctimas en cada situación por insignificante que esta sea.
“Son solo mujeres locas que quieren atención” dicen muchos cuando ven este tipo de acciones, lamentablemente algo de razón tienen estos comentarios, porque nadie tomará en cuenta las verdaderas necesidades del otro si el odio fundamenta dichas razones. Cuando se acabe la manía de querer ver al otro abajo de nosotros podemos pensar en alcanzar el bien común, erradicar la desigualdad y formar una sociedad más tolerante y pacífica absorto de discursos que solo quieren seguir destruyendo al prójimo y delimitar aún más las inequidades que históricamente han separado a las mujeres y hombres.
VoxBox.-