Opinión.- Sentada frente al televisor, viendo las noticias de las 6 p. m., me llegó la noticia: Freddie Mercury había muerto. Le pregunté a mi papá: “¿Ese no es el cantante de Queen?”. Mi papá apartó la vista del periódico que leía en su sillón reclinable y fijó sus ojos en la pantalla, donde icónicas imágenes del grupo inglés pasaban. Era el 24 de noviembre de 1991.
Aquella tarde supe dos nuevas palabras: sida y homosexual. Eran los noventas y yo vivía en un país sumergido en la guerra y en el patriarcado, un país donde aún ahora en día se sigue castigando socialmente a las personas de la comunidad LGTB y a los enfermos de sida.
Esta mañana en la que rescato ese recuerdo, de cuando yo tenía apenas 14 años y me abría a todo un mundo de la música, caigo en la cuenta de que la música de los ingleses estuvo presente en mi hogar. Mis papás eran jóvenes y de vez en cuando ponían un viejo cassette donde sonaban I want to Break Free o la genialísima Crazy Little Thing Called Love. Para aquel 1991 sonaba fuerte en la radio nacional la versión remasterizada de Bohemian Rhapsody y a mi me encantaba imitar las voces del coro mientras lavaba los platos de la cena.
Cuando nació el 5 de septiembre de 1942 le pusieron el nombre Farrok Bulsara y fue un profesor en la secundaria el que lo bautizara como Freddie, y que le aconsejó siempre dedicarse a las artes, en especial a la pintura y la música. Pocos sabrán, pero Freddie se graduó de diseñador gráfico en la universidad de West Thames.
Para 1970 ya se habían encontrado con Brian May, Roger Taylor y John Deacon. Freddie cambió su apellido a Mercury, inspirado en el dios Mercurio y nació Queen, grupo que debutó el 27 de junio de aquel año en el Imperial College, donde May y Taylor estudiaban.
Lo demás es historia conocida para casi todo el mundo. En su último disco de la banda Innuendo, grabado en 1991, Freddie cantaba a modo de despedida la bella balada compuesta por Roger Taylor, para él llamada These Are the Days of Our Lives. Mercury murió de una bronconeumonía, complicando su deteriorando su estado físico por el sida. Sus restos fueron cremados y esparcidos por Mary Austin, mujer con la que tuvo una relación muy especial, en varios lugares secretos.
La música une. Cura. Salva. Siempre he pensado que la música, cuando viene de un genio como este hombre, cura hasta la intolerancia. Mi país y el mundo sigue rechazando a las personas que no son heterosexuales o que van contra la corriente, pero aún así sucumben ante artistas como Freddie Mercury.
La música salva de la intolerancia, ya lo he dicho antes. Si la música implica una cura, entonces… Freddie Mercury fue para este descolorido mundo una hermosa panacea del miedo y de la intolerancia. Al menos así lo veo yo.
Pero se honra a los grandes hombres nunca olvidando sus obras, y por eso acá les dejo mi Top 5 de las canciones de este gran artista.
Under the pressure
Bohemian Rhapsody
Crazy Little Thing Called Love
Love of My Life
Somebody to Love
VoxBox.-