Con esta cinta, Meryl Streep alcanzó su vigésima nominación a los Oscar y Hugh Grant pudo reivindicarse como el gran actor de comedias románticas que es.
ADVERTENCIA: Contiene Spoilers
Cine.- Hollywood nos tiene hartos de la comedia romántica facilona, insípida y totalmente predecible. Yo pensé que con eso me iba a topar. Le di muchas largas al asunto. Pero Florence Foster Jenkins no es eso. Es una tragicomedia preciosa que merece la pena de principio a fin.
Florence Foster Jenkins es el biopic de una dama estadounidense millonaria que busca saltar a la fama cantando ópera… pero no tiene talento. Lo que sí tiene es un abnegado esposo y el dinero suficiente como para que éste compre al público y a los críticos. Todo un novelón de la vida real.
Con esta cinta, Meryl Streep alcanzó su vigésima nominación a los Oscar —el ser humano que más ha conseguido en la historia— y Hugh Grant pudo reivindicarse como el gran actor de comedias románticas que es.
Streep encarna a un personaje patético, pero entrañable en su patetismo. Casi diría que adorable. Creo que todavía no se ha inventado un término para este tipo de personajes, pero vendría siendo como una antiheroína de la lástima. Foster Jenkins es un personaje destinado al fracaso más rotundo, más genial. Sueña con ser cantante, y con todo el dinero heredado, ¿por qué no cumplir su sueño?
Simon Helberg no merece más que esta mención: su personaje, Cosmé McMoon, es básicamente Howard Wolowitz pero en versión pianista.
Las partes más álgida de la cinta es cuando madame Foster decide que tiene que llevar su horrenda voz al Carnegie Hall —santuario de la más alta confección musical— y los presentes —soldados a los que la misma Foster Jenkins regaló entradas— comienzan a burlarse. Muchos terminan interpretando la actuación de la cantante como una especie bizarra de comedia. La crítica no la perdona.
«Aullidos de risa ahogaron los esfuerzos celestiales de madame Jenkins. Lo que alguna vez fueron sonrisas reprimidas en el Ritz, se transformaron en rugidos descarados en Carnegie», escribió la revista Newsweek, en 1944.
Como digo, la película es altamente recomendada. No tiene desperdicios.
Y si algo nos deja en claro el film, es que ni siquiera el talento es indispensable para ser exitosos. El dinero en cambio sí que lo es.
VoxBox.-