Opinión.- Todos conocemos las películas del universo cinemático de Marvel, su multimillonaria idea de generar múltiples películas interconectadas en un mismo universo ficticio —una forma de representar aventuras serializadas—, que se han vuelto la última tendencia de Hollywood, y es el futuro modelo de negocios a seguir por múltiples estudios cinematográficos, en lo que al blockbuster contemporáneo se refiere.
En cierta forma, el hacer cine de entretenimiento se ha mezclado con el marketing, a niveles que nunca antes se habían visto, siendo cada vez más las expectativa y mucho más la cobertura mediática a los anuncios de futuras franquicias de superhéroes o proyectos que intentan imitar el éxito de Marvel. Cabe destacar que muchos de estos proyectos quedan en el olvido, como una simple noticia de “lo que pudo haber sido”.
Este es el factor más notable, que muchos podrían considerar a Marvel (siendo una propiedad de Disney) no solo el primer estudio cinematográfico en desarrollar y expandir esta idea de los universos cinematográficos, sino la única casa productora en haberlo hecho de forma coherente y exitosa hasta el momento, o al menos es lo que se puede concluir tras ver resultados como el de Universal con sus monstruos clásicos del Dark Universe (que solo fue capaz de engendrar una espantosa película de La Momia, con Tom Cruise) y la poca receptividad crítica de la mayoría de las películas de Warner con los personajes de DC.
Ahora, hay que tener en cuenta que desde mucho antes ha existido esta idea de películas con historias interconectadas, solo que no se había explotado con el mismo carácter comercial que ahora. Mucho de lo que ha hecho Marvel para cosechar tanto éxito es el haber establecido los cimientos de su franquicia, bajo los hombros de gente sumamente creativa, que lograron darle una voz propia y una tonalidad particular, que hace hasta ahora distinguible a todas sus películas, la mayoría con su característico sentido del humor ligero.
Pero ya las películas de Marvel casi no se diferencian entre sí, forman parte de una misma propuesta que, a pesar de tener diferentes personajes protagónicos, casi todas comparten los mismos elementos estéticos y narrativos. Ahora ya existe un término generalizado para referirse a todas las películas que se sienten como “películas de Marvel”, no por compartir necesariamente a sus personajes en un mismo universo, sino por seguir los mismos esquemas y códigos que convierten a casi todas en una misma experiencia.
De hecho, se puede debatir el supuesto control creativo que tiene un director sobre este tipo de películas. Parece ser más fácil para muchos tomar estos proyectos como trabajos por encargo y seguir al pie de la letra “el libro de reglas” de la compañía, e incorporar sus propias ideas originales solo cuando estas puedan adaptarse o moldearse correctamente junto a la fórmula de Marvel.
No quiero que esto se entienda como una crítica directa a estas películas. Claro, tienen sus fallas, pero muchas de ellas siguen siendo lo suficientemente entretenidas. Buenas, en términos generales, y cumplen con uno que otro mérito que las puede llegar a hacer destacables. Pero ya no se sienten memorables. Ya se ha llegado a un punto en que cada vez es más difícil reconocer el nombre de los directores que están detrás de la mayoría de estas películas y se ha hecho casi imposible valorar su trabajo de manera individual.
Como he dicho, ahora todas se sienten como “películas de Marvel”, implicando que parecen haber perdido su capacidad de innovar o de aportar nuevas ideas sobre la mesa. Son más repetitivas y se sienten mucho más restrictivas, es muy difícil diferenciar cuándo un director como Taika Waititi está realmente aportando su visión en estas películas, o si simplemente está queriendo imitar el estilo que tanto le funcionó a sus antecesores, como Joss Whedon o James Gunn.
Memorable es el caso de Edgar Wright, quien durante más de dos años estuvo atado al desarrollo de la película de Ant-Man, para luego anunciarse su despido por tener diferencias creativas con los ejecutivos. Por suerte Wright no tardó mucho en recuperarse y desarrollar algo completamente suyo: Baby Driver.
Para honrar a esos directores, cuyos nombres han sido opacados ante la presión de encajar al “estilo Marvel”, he realizado una lista con películas que quizás no conocían. Todas fueron realizadas en una etapa pre-Marvel.
Francamente, la mayoría de ellos han demostrado en el pasado ser sumamente creativos por su cuenta, y con más que suficiente potencial para realizar proyectos muchísimo más originales bajo otras condiciones.
Rocketeer (1991), de Joe Johnston
Joe Johnston no es para nada un director emergente; al contrario, podría decirse que es ya un veterano de la generación de los ochenta. Quizás el único “veterano” de esta lista, o solo como realizador, sino siendo encima Director de arte y Supervisor de Efectos Especiales de los clásicos de otros directores de su generación, teniendo créditos tanto en la primera trilogía de Star Wars como en Indiana Jones.
Además de ser responsable de dos clásicos de culto, como Willow y Querida, encogí a los niños, también ha demostrado su valía dentro del drama histórico con October Sky. Pero, a mi consideración, quizás su trabajo más subestimado siempre ha sido Rocketeer. Si la ven hoy, se darán cuenta muy fácilmente por qué razón él fue escogido para reinventar los orígenes del Capitán América, en The First Avenger.
Rocketeer tiene un factor nostálgico que recrea a la perfección la fantasía de algunas historias pulp de los años treinta, un sentido de la maravilla sumamente inocente muy difícil de valorar en las historias de superhéroes de la actualidad. Es una película simple, con fallas, pero que dentro de todo logra fácilmente capturar nuestra imaginación y emoción por la aventura.
Palookaville (1995), de Alan Taylor
Esta posiblemente sea una de las opciones más raras de la lista. Alan Taylor, director de Thor: The Dark World, ha tenido un considerable éxito en el ámbito televisivo, dirigiendo episodios para grandes series aclamadas por la crítica, tales como The Sopranos, Game of Thrones, Mad Men y Boardwalk Empire, pero que comenzó verdaderamente su carrera dirigiendo esta comedia dramática de corte independiente.
La trama gira alrededor de un trío de “perdedores” con vidas sumamente disfuncionales, y que deben lidiar constantemente con los problemas típicos de la clase menos acomodada de la sociedad norteamericana. Un día, por pura casualidad, se encuentran en una situación perfecta para robar un camión blindado… y luego pasan el resto de la película evaluando la posibilidad de cometer un atraco real.
Una tonalidad un tanto ambigua, pero que maneja muy bien los tiempos dramáticos, actuaciones memorables y un humor que reside en los pequeños detalles de la vida cotidiana, realmente enternecedora desde una perspectiva correcta. La más emotiva de este montón.
Kiss Kiss Bang Bang (2005), de Shane Black
Posiblemente esta sea una de mis predilectas. Shane Black ha sido uno de los guionistas más interesantes e irreverente, con películas de acción policial interesantes y hasta algunos verdaderos clásicos. Quizás a él se le pueda atribuir haber redefinido el género en la época de los ochenta, gracias a Lethal Weapon y luego una vez más The Last Boy Scout.
Kiss Kiss Bang Bang es su ópera prima como director. Tuvo como protagonista el mismísimo Robert Downey Jr., con quien le tocaría trabajar nuevamente en Iron Man 3. Sin embargo, Kiss Kiss Bang Bang es un thriller detectivesco que no solo parodia al género en el que él mismo ayudó a consolidar, sino que se apropia y reinventa muchos de sus clichés, gracias a su narración en off tan dinámica e increíble sentido del humor negro, capaz de romper la cuarta pared. Sumamente recomendable.
Serenity (2005), de Joss Whedon
Esta no es necesariamente desconocida. Si son fanáticos de Marvel, por supuesto que ya deben conocer el trabajo que ha realizado Joss Whedon y todo el fandom que él mismo engloba gracias a su trabajo. Muchas veces ha demostrado sus dotes como director, geek y jefe creativo, en series de culto como Buffy, Angel y Firefly.
Aunque no necesariamente sea su mejor trabajo, Serenity es sumamente admirable. Primero, por el simple hecho de haber contado con el apoyo para hacerla, aun sabiendo que posiblemente terminaría siendo un fracaso de taquilla (que lo fue), pero además por hacer un producto independiente, que puede ser disfrutado tanto por fanáticos como aquellos ajenos a la serie televisiva en la que se basa.
Simplemente una aventura espacial western que es sumamente entretenida y divertida de ver, en todo momento. Quizás este sea el trabajo que sentaría las bases para hacerlo el hombre responsable de traer a la pantalla grande a los Avengers. No una, sino dos veces.
Super (2010), de James Gunn
Hablando de aventuras espaciales y Nathan Fillion, James Gunn, director de Guardians of the Galaxy, también incurrió en el género superheroico antes de ser contratado por Marvel, solo que en este caso Super es más una comedia negra en la que nuestro “héroe” resulta ser un discapacitado mental y su compañera una sociópata fanáticas de los cómics con aspiraciones homicidas. Pero está bien, solo atacan a los malos… la mayoría de veces.
Es una película rara, por no querer adelantar mucho. A veces, hasta incómoda de ver. Pero que siendo objetivamente analizada puede encontrársele un valor mucho más profundo. Una película independiente con un cast de primera, y aunque no sea necesariamente del gusto de todos, se aprecia el potencial creativo de Gunn. Su primera película, Slither, también se ve sumamente interesante, pero mentiría si dijera que he tenido oportunidad de verla.
What We Do In The Shadows (2014), de Taika Waititi
Una de las comedias más originales de nuestra década y, fácilmente, una digna sucesora de Spinal Tap. Taika Waititi saca a relucir toda su creatividad, sentido del humor, y encima su nivel de improvisación en este falso documental, que sigue las aventuras cotidianas de un grupo de vampiros que son compañeros de cuarto en la moderna Nueva Zelanda.
Extraña, ingeniosa y sumamente divertida. Una joya perdida en este mundo sobresaturado de información y películas malas. No tiene ninguna pérdida, está en Netflix. Mucha gente también conocerá a Waititi por The Hunt for the Wilder People, pero considero que esta sigue siendo superior. Ahora, con el estreno Thor: Ragnarok y el éxito tan generalizado que ha tenido, su carrera puede llegar a dar un salto enorme, en el que espero que no se desvíe de hacer mucho más material como este.