American Gods cuenta la historia de un exconvicto llamado Shadow.
Opinión.- Cuando vi que este año se estrenaría una adaptación del libro de fantasía de Neil Gaiman, American Gods, pero en formato de serie televisiva, mi curiosidad por querer estar más actualizado con estos temas no solo se vio aumentada (pues raramente soy consciente de estas noticias al estar más enfocado a los estrenos de cine), sino que mi expectativa por esta serie ya era mucho mayor a la que tenía por las nuevas temporadas de otras series, de las cuales también soy seguidor desde hace unos años.
La razón es muy sencilla: Neil Gaiman, escritor de la novela que da nombre a la serie, fácilmente puede considerarse uno de los mejores escritores de fantasía que existen en la actualidad. La originalidad que tiene como autor para crear universos fantásticos, y la personalidad única con la que es capaz de dotar a cada uno de sus textos, es absolutamente impresionante al mismo tiempo que cautivadora.
Cualquier producto que lleve su nombre en los créditos es digno de tener el beneficio de la duda, pues por lo general su sello de calidad como escritor esta automáticamente implícito en la mayoría de sus obras.
American Gods, una mitología por Gaiman
Pero hablando de la serie propiamente, American Gods, para quien todavía no lo sepa, cuenta la historia de un exconvicto llamado Shadow, quien sale de prisión días antes de cumplir su condena, tras la repentina muerte de su esposa, Laura. Camino al entierro, Shadow se encuentra con un extraño hombre de negocios que se hace llamar a sí mismo Mr. Wednesday, y le hace la oferta a Shadow de convertirse en su guardaespaldas, mientras viaja alrededor de Estados Unidos para buscar “aliados”… lo que Shadow desconoce es que Wednesday es la reencarnación de un antiguo dios nórdico, que lo introduce a un mundo donde todas las creencias, mitos y leyendas son reales, y encima de todo esto también se avecina una gran guerra entre antiguos y “nuevos” dioses, que podría poner en peligro a toda la existencia.
Esta introducción podría servir tanto para el libro como para la serie, puesto que vistos en paralelo el espectador podrá notar que los primeros episodios recrean casi con extrema fidelidad los principales eventos y giros dentro de la novela, además de ofrecer nuevas pistas, personajes e incluso expandir mucho más a la mitología presentada por Gaiman.
Sin embargo, aun cuando acepto los cambios hechos para propósitos de la adaptación, a medida que fueron avanzando algunos de los episodios fui perdiendo el interés, en vista de que muchas de estas nuevas referencias así como segmentos nuevos resultaron ser extremadamente obvios en su inevitablemente propósito e intento de ir extendiendo la trama: un intento más de crear contenido para cubrir espacio en pantalla que propiamente adaptar.
Muchas de las situaciones vistas a una mayor escala resultan bastante forzadas e incluso minimizadas con respecto al gran conflicto planteado. Es un poco lamentable cómo a pesar de entender el material original y tener un formato más que suficiente para tener toda la historia no resulta particularmente satisfactorio a un nivel de adaptación. Existe mucho “relleno” creado exclusivamente para alargar la temporada e incluso personajes claves con mucho mayor potencial para tramas secundarias que no son del todo aprovechados. Como ejemplo este viene a ser el caso de Mr. Nancy (quienes hayan leído la novela comprenderán), que solo se encuentra con nuestros protagonistas para hacer más exposición, dejando de lado todo el carisma y posible química con los protagonistas.
Aunque existen muchos puntos positivos, tanto la dirección como la cinematografía resultan sumamente admirables desde un punto de vista creativo. Se puede valorar su apartado estético con sus grandiosos y psicodélicos diseños, e incluso encontrar algunas similitudes con la serie Hannibal, en vista de que Bryan Fuller estuvo involucrado en gran parte durante el desarrollo y producción de la serie.
Muchos episodios son verdaderamente notables, tomando en consideración únicamente sus méritos audiovisuales. La serie goza de un grado de simbolismo que captura tanto la esencia como muchos de los conceptos de la literatura de Gaiman, pero a un nivel completamente visual, dándole un nuevo valor agregado al mundo que el autor planteó varios años atrás.
Quizás el mayor punto negativo fue un final de temporada críptico, al mismo tiempo que un tanto surrealista, pero no en el sentido apropiado, sino más bien alejándose bastante de la sutileza con la que se había jugado en un principio, y recayendo también en un uso excesivo de diálogos para explicar todo el apartado místico de la serie.
En fin, no es una serie que tenga particularmente los mismos estándares que muchas otras y quizás recae un poco en algunos de los vicios del formato televisivo, pero no por eso debe verse como un producto inferior: al contrario, sigue siendo una propuesta lo suficientemente capaz de capturar interés y aumentar aún más la expectativa por el futuro que le espera. Es un buen momento para comenzar a verla, así como quizás ir familiarizándose con la fuente original.
VoxBox.-