Detalles.- Louis Renault es uno de los pioneros de la industria automotriz, conocido también como el «Henry Ford francés», introdujo la producción en serie en Europa y aportó innovaciones como los frenos de tambor y mejoras al rendimiento de la transmisión manual de los vehículos. Y hasta la actualidad se discute si traicionó o no a su país con los alemanes de Hitler.
¿Cómo sucedió?
El 24 de octubre de 1944, el fundador de la empresa automotriz que lleva su nombre, murió en un hospital en la Rue Oudinot, París, tras ser transferido de la prisión de Fresnes, donde esperaba ser juzgado por haber sido acusado de colaborar con los alemanes durante la Segunda Guerra Mundial.
Oficialmente, la causa de su muerte fue por una infección urinaria, sin embargo, en 1956, la viuda del empresario, Christiane, argumentó que su esposo había sido maltratado en prisión y presentó a dos testigos que aseguraron que el hombre de 67 años había sido golpeado durante su tiempo preso.
Durante la Segunda Guerra Mundial, Renault produjo más de 30.000 vehículos para los alemanes. Ante esto, su colaboración fue profundamente resentida por los miembros de la resistencia francesa, quienes vieron al empresario como un traidor.
Después de la liberación de París, en agosto de 1944, los enemigos que Renault había hecho con su despótico comportamiento ejercieron presión y junto con los medios de comunicación, acusaron al empresario de haber incrementado su fortuna durante la guerra y exigieron su detención.
Renault, quien anteriormente había sido condecorado con la Gran Cruz de la Legión de Honor por ayudar al gobierno francés durante la Primera Guerra Mundial, se negó a huir y el 23 de septiembre de ese mismo año, se entregó a las autoridades con la intención de aclarar la situación; sin embargo, falleció cuatro semanas después de su detención, sin haber sido juzgado.
El 1 de enero de 1945, una ordenanza del gobierno provisional pronunció la disolución de la sociedad Renault y su nacionalización. Al mismo tiempo se instituye la «Régie nationale des usines Renault».
Charles de Gaulle firmó un decreto por el que requisaba la participación del 96,8% del empresario, en una nacionalización que privaba a sus herederos de los rendimientos de ese capital expropiado.
Más de 50 años después, en 1996, el gobierno francés, que entonces era encabezado por Jacques Chirac, acabaría privatizando Renault, pero el gobierno francés aún mantiene una mínima participación.
Louis Renault ¿culpable o no?
Historiadores aún debaten sobre la verdad en el caso de Renault, si fue culpable de los cargos o en realidad se trata de un héroe, al evitar que las fábricas y alrededor de 40,000 empleados de su compañía fueran trasladados a Alemania tras la ocupación nazi en Francia.
De hecho, cuando los alemanes atacaron Francia, Renault se encontraba en Estados Unidos negociando el uso de tanques para la defensa de las fuerzas francesas.
Algunos argumentan que ante las circunstancias y al igual que otros empresarios, Renault se vio obligado a producir vehículos para la Wehrmacht (fuerzas armadas), otros aseveran que el empresario no opuso resistencia.
En 2011, a 68 años de que Renault fuera acusado y su compañía fuera confiscada, sus ocho nietos denunciaron al Estado francés y reclamaron que la nacionalización había sido inconstitucional.
En su intento por restituir el nombre y el honor de Louis Renault, la defensa argumentó que, en la Francia ocupada, a la compañía de su familia no le quedó más remedio que trabajar para el régimen nazi y denunciaron que “ninguna otra compañía fue objeto de este tipo de tratamiento, ni siquiera aquellas en las que los directivos fueron declarados culpables de colaboración”.
El 11 de enero de 2012, los descendientes directos del empresario perdieron la batalla judicial, ya que el Tribunal de Gran Instancia de París se declaró incompetente en el caso de Renault.
En esta batalla jurídica, los nietos han asegurado que su motivación no es financiera, después de una primera victoria simbólica conseguida en julio de 2010, en la que el Tribunal de Apelación de Limoges aceptó en ese entonces su demanda para retirar de una exposición una foto de su abuelo junto a Adolf Hitler en el Salón del Automóvil de Berlín en febrero de 1939, que fue utilizada para ilustrar la «colaboración económica» con los nazis.