Detalles.- Un estudio de científicos de Reino Unido revela que la repetición del engaño hace que el cerebro pierda sensibilidad ante la mentira y se produzca una escalada de falsedades. La investigación fue publicada en la revista Nature Neuroscience.
El equipo de la University College de Londres (UCL) escaneó el cerebro de 80 voluntarios mientras participaban en tareas en las que podían mentir para obtener beneficios personales.
Los autores encontraron que la amígdala —una parte del cerebro asociada con la emoción— se activaba cuando las personas mentían para lograr un beneficio. La respuesta de la amígdala a la mentira disminuía con cada engaño, mientras que la magnitud de las mentiras se intensificaba.
Según explica Tali Sharot, investigador de piscología experimental y coautor del trabajo: “Cuando mentimos interesadamente, nuestra amígdala produce una sensación negativa que limita el grado en que estamos dispuestos a mentir. Sin embargo, esta respuesta se desvanece a medida que continuamos mintiendo y cuanto más se reduce esta actividad más grande será la mentira que consideremos aceptable. Esto conduce a una pendiente resbaladiza donde los pequeños actos de insinceridad se convierten en mentiras cada vez más significativas”.
“Es probable que la respuesta embotada del cerebro ante la repetición de la mentira refleje una respuesta emocional reducida a estos actos”, dice Neil Garrett, otro de los autores. “Esto está en línea con la idea de que nuestra amígdala registra la aversión a los actos que consideramos malos o inmorales. En este caso, hemos estudiado la insinceridad, pero el mismo principio podría aplicarse a la progresión de otras acciones como los actos de riesgo o los comportamientos violentos”, afirma.
VoxBox.-