La peculiar posición en la que murió un hombre durante la famosa erupción del monte Vesubio, en Pompeya, ha causado furor en las redes.
Detalles.- La imagen de una de las víctimas de la catástrofe de Pompeya de hace casi 2000 años ha cobrado popularidad en la red, pero no por motivos arqueológicos o históricos. Se trata de un hombre que quedó petrificado durante la erupción del monte Vesubio en una posición que —a ojos de los internautas— evidencia que se estaba masturbando al momento de su muerte.
La fotografía, que muestra al hombre recostado en el suelo y con su mano derecha en la entrepierna, fue compartida por el profesor Massimo Osanna, director del Parque Arqueológico de Pompeya, en la cuenta de Instagram del centro. Una vez que alcanzó la Internet, miles de usuarios de redes sociales comenzaron a especular acerca de los últimos instantes de vida del sujeto.
“Murió sosteniendo a sus seres queridos”, escribió una internauta. “Esto es a lo que llaman gozar hasta el último momento”, comentó otro.
Sin embargo, el vulcanólogo y experto en esta catástrofe Pier Paolo Petrone ha aclarado lo que en realidad habría sucedido.
¿El onanista?
Es muy poco probable que el onanista de Pompeya en realidad se merezca ese título para el resto de la eternidad. Aunque Twitter se empeñe en ello.
Hay unas mil figuras “congeladas” de aquel desastre natural que ayudan a explicar las posturas. No son figuras petrificadas, son moldes de escayola extraídos de los huecos que dejaron sus cuerpos cuando les sorprendió la erupción del Vesubio. La idea fue de Giuseppe Fiorelli, un arqueólogo italiano que en 1865 revolucionó la especialidad, y la historia de la ciudad, con el procedimiento.
Los ciudadanos pompeyanos fueron sorprendidos por el flujo piroclástico del Vesubio aquel 24 de agosto del 79. Una nube de cenizas, gases volcánicos, materiales sólidos calientes y aire atrapado a 600 grados centígrados que cayó sobre sus cabezas con apenas tiempo de reacción. La nube alcanzó los 30 kilómetros de altura.
La ceniza se enfrió y los cuerpos inertes se endurecieron. Con el paso del tiempo las partes blandas desaparecieron dejando un hueco que “congelaba” la última postura del pompeyano. Fiorelli decidió rellenar esos huecos con yeso y extraer los cuerpos para hacer la “última” foto de Pompeya. Todas las figuras de escayola tienen en su interior el esqueleto original.
En un principio se creía que las víctimas murieron por asfixia al inhalar aire caliente, pero en una reciente investigación y análisis de 100 figuras solidificadas los científicos han concluido que los pompeyanos simplemente murieron abrasados por el flujo piroclástico.
La postura del momento depende de varios factores. La mayoría de las figuras tienen las manos sobre la cara o sobre el pecho. Esas milésimas de segundo en las que los pompeyanos se sintieron morir aprovecharon para hacer un gesto natural de protección, lo que desmonta el mito “fotográfico”. Es falso que se produjera una instantánea fotográfica, entre otras cosas porque el peso (variable) de las cenizas y la carga recibida del empuje modificó muchas de las posturas iniciales. Los brazos fueron empujados hacia abajo y mucho de los cuerpos estirados. Solo los que estaban durmiendo y tuvieron menos tiempo de reacción fueron congelados tal cual para la historia.
La engañosa postura de los cuerpos
Cada cuerpo y su postura final es una historia diferente y depende de las cargas y el golpe de cenizas recibidos. Si estaban al aire libre, si había una pared o un techo de por medio. El tiempo de reacción varía en cada situación, pero en muchos de ellos puede apreciarse un patrón. Una vez que la explosión final les golpeó eran cubiertos con bastante rapidez y el peso del material arrastraba sus brazos hacia el cuerpo.
Por otra parte, existe lo que los científicos llaman “posición del boxeador”. La postura que adquieren los cuerpos tras ser víctimas de un incendio o de grandes temperaturas. Debido a la deshidratación instantánea, los músculos acaban contrayéndose y el cuerpo adquiere una posición de “falsa defensa”: brazos encogidos sobre el pecho y piernas semidobladas. La postura del boxeador puede ser modificada por la presión ejercida por las cargas recibidas, como en el caso de Pompeya.
En la pirámide de exhibición construida en el anfiteatro de Pompeya hay expuestas 20 figuras de yeso. Alguna de ellas en postura similar a la de nuestro supuesto onanista, pero menos evidente. Brazos pegados al cuerpo por la fuerza del flujo y cuerpo semiestirado por la deshidratación. También hay ejemplares en posición fetal y de boxeador. Célebre también la postura de los dos supuestos amantes “congelados” mientras dormían. Pero tampoco hay certezas sobre que esta tenga un componente sexual.
Por lo tanto, nuestro onanista no se merece el título. No es más que (otro) pobre pompeyano sorprendido por el rigor mortis debido a la deshidratación muscular, modificado parcialmente por el peso de cenizas recibido en el instante de su muerte.