Detalles.- Sobre la muerte del Che Guevara se puede decir muchísimo, incluso podríamos intentar dilucidar la extensa lista de culpables, cosa que no haremos.
Pero en esa extensa lista existe un nombre y un apellido más que sorprendente: Klaus Barbie. No te preocupes si no sabes quién es, quizás con saber su apodo te baste: El carnicero de Lyon.
Barbie fue un oficial de las temibles SS y se supone que participó a nivel operativo en la captura del Che, bajo la protección de los Estados Unidos.
¿Cómo? ¿Estados Unidos tuvo como colaborador a un nazi para capturar a Guevara?
Todo indica que sí.
Si te da huevita buscar la vida en googlepuntocom de esta extraña alianza, aquí te dejamos algunos datos relevantes.
Barbie el carnicero
Nikolaus Barbie vino al mundo el 25 de octubre de 1913 en Bad-Godesberg (Bonn, Alemania).
Su futuro, que parecía dirigido hacia la vida monástica, quedó truncado cuando conoció a Adolf Hitler. De mano del futuro Führer, este joven accedió primero a las Juventudes Hitlerianas y, en 1935, al SD, o “Sicherheitsdienst”, una rama del partido “especializada en espionaje y contrainteligencia” y a las SS.
En Francia Barbie se ganó a pulso el apodo de Carnicero de Lyon.
Lo hizo tras detener a 44 niños judíos de un orfanato de Izieu, asesinar al líder de la resistencia Jean Moulin, acabar con la vida de más de 4,400 prisioneros, torturar a 14,000 galos y deportar a más de 7,000 personas a los temidos campos de concentración germanos.
Buen currículo.
Sus salas de tortura contaban con bañeras, mesas con correas, hornos de gas y aparatos para provocar descargas eléctricas. También empleaba perros especialmente adiestrados para morder a los prisioneros. Él mismo participaba en las sesiones de tortura utilizando fustas, porras o sus propios puños.
Luego fue espía para EE. UU.
En 1947 Estados Unidos elaboró un informe sobre este personaje y la posibilidad de que su trabajo policial contra los judíos fuera útil en la Guerra Fría, para dar caza a los comunistas ocultos en Alemania.
EE. UU. estableció que Barbie entrase a formar parte de los servicios secretos americanos para luchar contra el comunismo. A partir de entonces, el Carnicero de Lyon ejerció como espía bajo el paraguas americano para luchar contra la URSS.
La Casa Blanca le consiguió documentación falsa, le ofreció una identidad nueva y lo escoltó hasta Génova, desde donde huyó a Sudamérica.
En Bolivia
Barbie halló su descanso en Latinoamérica, allá por 1951. A Estados Unidos le importó un comino las dos condenas que pesaban sobre este personaje y lo enviaron a Bolivia, donde esta bestia nazi se forjó un nuevo futuro.
El mismo que jamás pudieron disfrutar aquellas personas a cuya vida había puesto fin. Hombres, mujeres y niños.
El propio Barbie explicó en 1973 cómo llegó hasta Bolivia al periodista Alfredo Serra. “En 1951, cuando llegué, presencié un espectáculo muy reconfortante: un desfile de la Falange Socialista Boliviana. Marchaban con sus uniformes fascistas… ¡y cantaban! Verlos me hizo mucho bien. Además, sabía que en Bolivia había una comunidad alemana muy fuerte. Eso me decidió”, explicó.
Poco después se cambió el apellido por el de Altmann.
Con la bendición de Estados Unidos, que en aquellos tiempos le tenía muchísimo miedo del comunismo, bendijeron a Barbie para que traficara con coca y vendiera armas de asalto a “derechistas”, en cuantos más países latinoamericanos pudiera.
Mientras Barbie disfrutaba de su retiro dorado, Ernesto Guevara viajó hasta Bolivia con el objetivo de llevar la revolución al país.
Arribó tras haber fracasado en una misión similar en el Congo, pero con la confianza de que, llegado el momento y a base de la guerra de guerrillas, la sociedad se pondría de su lado y se alzaría contra el poder.
Guevara pisó la región por primera vez el 7 de noviembre de 1966, más de una década después que el antiguo oficial germano. Y lo hizo disfrazado para evitar dificultades.
La CIA desconocía el paradero del Che. Pero la agencia fue informada por el mismísimo René Barrientos Ortuño (militar y presidente de Bolivia hasta 1969) de que el guerrillero había arribado hasta la zona.
Estados Unidos ofreció ayuda a Barrientos para cazar al revolucionario. El político aceptó su asesoramiento y permitió que varios militares norteamericanos entrenaran una unidad de élite local especializada en la captura de la guerrilla y el combate en la jungla. Fueron los Rangers. Unos 640 para ser más exactos, según señala la Fundación Che Guevara, en uno de sus múltiples dossieres sobre el tema.
Los bolivianos no solo recibieron ayuda de Estados Unidos, sino que recurrieron a alguien versado en el combate contra los grupos insurgentes: el ya renombrado como Altmann.
Así fue como Estados Unidos contactó también con el Carnicero de Lyon para pedirle ayuda en su cruzada contra el comunismo.
Barbie aceptó la propuesta.
Dio ideas, recomendación y orientación. La CIA barajó la posibilidad de reactivarle como agente en Bolivia, pero terminó rechazándola. El sistema utilizado para cazar al grupo de Guevara tenía muchas similitudes con las utilizadas por el nazi durante la Segunda Guerra Mundial.
¿Ayudó o no en la captura del Che?
No se ha esclarecido más allá de toda duda razonable si Barbie contribuyó o no a capturar al revolucionario.
Pero algunos periodistas afirman que Altamnn dijo una vez sobre Guevara: “Este pobre hombre nunca hubiera sobrevivido si hubiera luchado en la Segunda Guerra Mundial. Fue un aventurero lamentable, nada que ver con su imagen popular. La gente lo ha convertido en un mito, en una gran figura. Pero ¿qué logró realmente? Absolutamente nada”.