Hace un año la organización Help Musicians UK se propuso determinar qué porcentaje de los músicos profesionales —tomando en cuenta todos los géneros— padecía alguno de los tipo de enfermedades mental.
Música.- Ya sabíamos que Kay Redfield Jamison —profesora de psiquiatría en la Universidad John Hopkins— demostró en su libro Tocados por el fuego que los artistas tienen 8 veces más posibilidades de sufrir una enfermedad mental seria (especialmente, desorden bipolar) que el resto de la población.
Esa vez te contábamos sobre los escritores, pero parece que los músicos tampoco escapan de esa realidad. Estilo de vida acelerado, el desgaste propio de giras o presentaciones nocturnas, además de una buena dosis de ego y, en muchos casos, sustancias varias, parecen elementos más que suficientes para fertilizar la gestación de desequilibrios mentales.
Hace un año la organización Help Musicians UK se propuso determinar qué porcentaje de los músicos profesionales —tomando en cuenta todos los géneros— padecía algún tipo de desorden mental, incluidos depresión, paranoia e insomnio crónico, entre otros. El resultado del estudio fue sorprendente, ya que más del 60 % reportó padecer o haber padecido alguna de estas condiciones, mientras que 71 % de los participantes advirtió que estar de gira es uno de los factores más nocivos en este sentido.
Isabella Goldie, de la Mental Health Foundation, considera obvia la correspondencia entre el lifestyle de la mayoría de los músicos y la propensión a un desequilibrio mental:
La imagen típica de un músico durante una gira parece exactamente lo opuesto a lo que todos entendemos como bienestar. Beber moderadamente, evitar el consumo de drogas, dormir las horas que el cuerpo necesita y apoyarse en amigos cercanos y familiares, estas son las cosas que ayudan a mantenerte equilibrado y sólido. En este sentido, no es sorpresivo que muchos músicos tengan dificultades para mantenerse sanos.
Otro factor que numerosos músicos acusaron como un facilitador de desequilibrio anímico o mental tiene que ver con lo contrastante que puede ser disfrutar de una buena actuación y el momento inmediatamente posterior, la celebración, con los días posteriores a esta, en los que generalmente hay estrés, nerviosismo, presión por parte de las marcas o los medios, desgaste físico, muchas horas en trayectos aéreos o terrestres, etc. De hecho, existe una condición llamada PPD o “depresión post performance”, que refiere precisamente a esto.
Así que la próxima vez que, influenciado por MTV, tiendas a creer que la vida de los músicos es algo envidiable o a lo cual aspirar, recuerda que también podría ser algo poco deseable. Por otro lado recordemos que la creatividad y la locura son parientes relativamente cercanos, y que en este sentido a veces el arte exige, como tributo, un poco de demencia.
VoxBox.-