Nuevos mundos
¿Cansado de planetas desérticos y arboladas bases militares? ¡Amplía tu universo! Si fuiste de los que sufrió el cansancio de la repetición de atmósferas de Star Wars: El despertar de la Fuerza, esta entrega es para ti. Recogiendo la inquietud de Lucas y Filoni, por demostrar la cantidad de planetas que pueblan la galaxia, en Rogue One: Una historia de Star Wars verás una buena colección de paisajes, algunos totalmente novedosos para la franquicia cinematográfica, como un playero resort imperial o una granja de humedad en un paraje donde sí hay humedad.
Empezar de cero
Es una franquicia que empezó por el que luego resultó ser el cuarto episodio, y eso no es fácil. Ahora que teníamos las precuelas, el cuerpo central y nos estaban empezando a contar lo que ocurrió tras el futuro pasado, volvemos atrás para esta historia. Entiendo el vértigo, pero es muy sencillo de simplificar, en especial en este capítulo donde las referencias son abrazos al fan, pero la trama está protagonizada por personajes nuevos. El argumento puede entenderse sin tener en cuenta ninguna otra y, si alguno quiere revisar lo esencial para comprender esos guiños, con tener fresca la del 77 es más que suficiente.
Cerrando el círculo
Toda la película es buena y está salteada con referencias de todo tipo, desde simples guiños a los fanáticos más avezados, hasta elementos argumentales que enmiendan lagunas que nos vienen persiguiendo con forma de chiste desde hace casi cuarenta años. Esto aumenta cuando, tras su logrado y frenético tercer acto, regalan al espectador cinco minutos de unión con la película que lo empezó todo, un impacto al corazón similar a aquel regreso al Halcón Milenario.
Capítulo autoconclusivo
Si solo quieren probar suerte, y no venderse a una trama que crecerá en sucesivos capítulos, esta también es su película. Aquí no hay excusas: Disney ha prometido que la historia empieza y termina aquí, por lo que si hay flecos en la construcción de personajes, misterios por resolver, y demás motivos de debate tras el visionado, debe atribuirse únicamente a un error de sus creadores y no a que todo forme parte de un relato a desarrollar.
Viejos amigos
A través de intérpretes rejuvenecidos con ayuda del maquillaje, recreados gracias a dobles o directamente creados por CGI, lo cierto es que durante toda la película tenemos una gran colección de conocidos del pasado, de uno y otro bando. Muchos ya se han publicitado alto y claro, pero hay otras sorpresas ocultas. Hay dos colegas visitando un barrio chungo que nadie se esperaba y que harán que los codazos entre los fans sean una constante en cada pase.
Para todos los públicos, también adultos
Si te has mantenido al margen de todo esto, porque entiendes que es un negocio para vender muñecos, puede que te lleves una sorpresa con esta película. Sin caer en las complejas tramas políticas no del todo bien resueltas de las precuelas, Rogue One habla de una galaxia en guerra, gobernada con mano de hierro por un Imperio que utiliza la megafonía de las ciudades para advertir sobre el peligro de los rebeldes y que aborda el conflicto interno entre los disidentes, divididos por culpa de un bando mucho más radical y extremista que otro. Los buenos, por primera vez, son absolutamente grises. Aquí no es que Han dispare primero, es que Greedo va desarmado.
Ampliando lo expandido
Muchos tenemos amigos eruditos a los que asaltar con preguntas del Universo Expandido, ahora Star Wars Legends. Cada capítulo canónico suele cargarse parte de esas historias y asimilar algunas ideas como buenas y, teniendo en cuenta cuándo se sitúa esta aventura, hay mucho nuevo dato canónico que memorizar para completar esta maravillosa mitología. Al fin y al cabo, esta cinta nos presenta al Oppenheimer del cuento.
Cine bélico
Si la ciencia ficción y el cine de aventuras no es lo tuyo, pero vibras con el cine bélico, sigues teniendo una oportunidad. Pese al trasfondo galáctico, aquí verás algo de Los cañones de Navarone (J. Lee Thompson, 1961), tiene el espíritu Doce del patíbulo (Robert Aldrich, 1967) y algún que otro personaje podría encajar perfectamente en Los violentos de Kelly (Brian G. Hutton, 1970).
Vader
Darth Vader es uno de los villanos más icónicos de la historia del cine. Cualquiera podría decir eso sin causar controversia alguna y, sin embargo, lleva sin dar miedo en pantalla desde inicios de los 80. Aquí no es una apesadumbrada silueta que se levanta y grita al cielo: este es el Vader que te estrangula a distancia, que impone respeto con solo oír su nombre y que, ahora sí, protagoniza una escena de puro y absoluto terror.
Es una buena película
Si consigues dejar a un lado el hastío de las campañas promocionales, descubrirás una película entretenida, con escenas bien planteadas, abrazos a su público habitual y una buena colección de momentos con los que pasar un buen rato en el cine. Además, si no la ves, tendrás que soportar el mundo real durante dos horas más, incluyendo conversaciones sobre la película a tu alrededor. Yo no me lo pensaba.
(Fuente: Fotogramas)
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