Hay personas a las que les disgusta el terror habitual de los medios y la sociedad, pero les excita el que se da en la ficción, el de los payasos asesinos.
Trending.- A excepción de unas cuantas mentes enfermas, que de seguro tragaron mucho líquido amniótico al nacer, a las personas comunes y corrientes como nosotros nos disgusta tremendamente el terror.
Y es aquí donde los defensores de este tipo de cuestiones van a argumentar que se trata de un sentimiento completamente natural y que la humanidad ha tenido, desde tiempos remotos, una relación estrecha con el terror.
Pero no, jódanse, eso no es bonito
Tomemos como ejemplo a nuestra editora: evita a toda costa leer noticias cargadas de descripciones crudas de asesinatos, violaciones o abusos contra seres vivos en general (pero dirige una revista digital latinoamericana Mmmmm…). Evita a toda costa las fotografías, los videos de presuntos violadores quemados vivos en Guatemala o los collages de hombres asesinando perritos… pero resulta que es fan de American Horror Story y está esperando con ansiedad el estreno del remake de It, dizque para comparar la novela, la nueva versión y la de los ochenta (Hipster detected).
Con el pesar de nuestra editora, y luego de una profunda discusión en la sala de redacción, concluimos que la relación de los seres humanos con el terror es algo básico y necesario: aunque nos desagrade muchísimo.
Es decir, hay personas a quienes les disgusta el terror habitual de los medios, pero les excita el que se da en la ficción. ¿Por qué si vivimos en una zona tan violenta como América Latina, buscamos ver/leer historias de muertos?
De esa discusión (y del hecho de que en realidad nadie quería trabajar) surgieron toda una variedad de teorías. Las más potables fueron estas:
- Es fácil tener esta relación con el terror en la ficción (y que además es casi necesaria), porque tenemos la certeza de estar enfrentando una realidad ficticia, pero… ¿Acaso en Centroamérica no se dan hechos (crímenes) a diario que mandan al infierno esta certeza? Sí, claro, pero en la ficción al menos sabemos que en realidad NADIE murió.
- También está la idea de que hay personas a quienes ese tipo de películas o novelas de terror no les afecta en ninguna medida, pero que encuentran en el género una forma de “entrenamiento” para soportar la realidad. Vaya, mentes más jodidas. Pero la postura no deja de ser válida.
Mientras discutíamos esto, American Horror Story reveló el tráiler de su séptima temporada, dedicada esta vez al terror social.
De acuerdo con los adelantos de la temporada, no solo retomará las sensaciones de muchas personas el día de la elección de Donald Trump como presidente de Estados Unidos, sino que además explorará la maldad de las sectas (de cualquier tipo) que se basan en fundamentalismos (entendidos como enfermedades sociales) su decisión de eliminar a otras personas.
Después de ver eso, Pennywise parece un niño queriéndonos asustar con una sábana blanca, ¿No es cierto?
En nuestra región hay miles de buenas razones para sentir miedo: violencia social, corrupción que deriva en situaciones de eliminación de otros, miedos personales y los peligros propios de la naturaleza, consecuencia del maltrato que le hemos dado. Aún así, el próximo 5 de septiembre tendremos la oportunidad de reflejar toda nuestra realidad, en esta serie que ha ido leyendo perfectamente la necesidad de miedo que tenemos los espectadores.
La violencia, el terror, el miedo, la muerte nos rodea, incluso cuando no lo queramos o tratemos de evitarlo. Está dentro de nosotros, sin necesidad de que intervengan otras personas.
O como decía José Saramago: “Dentro de nosotros existe algo que no tiene nombre y eso es lo que realmente somos. Quizás ese algo sea la atracción por el terror”.
Limitémoslo a la ficción, por favor.