Trending.- Si existe una persona que haya materializado el ideal de Sueño americano es sin dudas el magnate Donald Trump. Tras el increíble imperio inmobiliario que conformó disponiendo de tan solo una base, Trump es el mejor ejemplo del norteamericano triunfador que se hizo a sí mismo, a base de esfuerzo y decisiones inteligentes. Y como si esto fuese poco, en esa construcción de sí mismo, Trump consiguió lo que muy pocos millonarios despiertan en los otros: simpatía. Simpatía que ha ido destruyendo en esta travesía política que culminó ahora.

Donald John Trump nació el 14 de junio de 1946 en la ciudad de Nueva York, en el seno de una familia perteneciente a la clase media alta. Su padre, Fred Trump, fue un pionero de la construcción de viviendas en su ciudad y gracias a ello amasó una considerable fortuna que más tarde administrarían sus hijos, especialmente, Donald quien aprendió desde muy joven los principios del negocio trabajando a la par de su padre.

Por decisión de su padre, quien creía que su hijo necesitaba conocer de cerca la disciplina, Donald realizó sus estudios secundarios en una escuela militar. Tras finalizarlos se licenció en la Universidad de Fordham, se especializó en la Universidad de Pennsylvania y coronaría su formación en la Wharton Business School con una Maestría en Administración de Negocios.

Con tan solo 28 años reemplazó a su padre en el negocio familiar, aunque a diferencia de este, lo haría crecer hasta límites incalculables. Su primera gran obra inmobiliaria fue la concreción del Hotel Gran Hyatt en su Nueva York. Había arriesgado todo y no se equivocó, porque tras este proyecto llegó el prestigio, el renombre y más y más inversiones que hicieron despegar su nombre y abultar cada vez más su cuenta bancaria.

Sus bienes alcanzan más de USD 2,000 millones. Su imperio se extiende por más de 500 organizaciones y empresas en las que es presidente o forma parte del consejo de administración.

Y para terminar de coronar lo que en otro contexto podríamos considerar una brillante carrera, siempre tendiendo al ascenso, Donald John Trump se acaba de convertir en el presidente número 45 de los Estados Unidos: el sueño americano se entronó en su máxima expresión. La democracia demostró que es un arma de doble filo.

Y ahora el mundo sufrirá el insomnio del sueño americano.

VoxBox.-

Por Ricardo Corea

A los locos no nos quedan las biografías, diría Roque Dalton. A veces escribo sobre literatura.

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