Baltazar es el extraño nombre de esta extraña banda mexicana. Casi no se encuentra información de ellos en internet, pero son una propuesta musical fresca.

Música.- Baltazar es el extraño nombre de esta extraña banda mexicana. Casi no se encuentra información de ellos en internet: hay muy pocas referencias y la sencillez de su nombre da pie para que se confunda entre otros muchos Baltazares que el buscador registra.

A pesar de eso se pueden encontrar una entrevista, una nota y el canal oficial de la banda. Se trata de una propuesta por demás interesante, he de decirlo.

En la nota del sitio labandaelastica.com se lee el siguiente párrafo: “Juan Pablo Corcuera (Technicolor Fabrics) y los primos Luis Eduardo López y Roberto Agrendano han logrado un EP de alcance cinematográfico: basta con ver los videos de Duele e Imperio, para entender que existe un concepto integral multidisciplinario con mucha atención al detalle”.

Luis Eduardo López asegura en una entrevista para la Noisey de México que lo que le gusta del nombre es que “es un nombre singular. Queríamos quitarle las etiquetas y rostros al proyecto, queríamos que se priorizara la música y que fuera algo singular, que hacemos juntos. Somos los tres haciendo algo.”

Creo que la palabra Baltazar tiene muchas connotaciones míticas y con él, desde una postura contemporánea, buscamos remitirnos a imágenes mitológicas de muchas culturas. Fue como adoptar la ritualidad de varias culturas.

Ahora hablamos del más reciente videoclip de la banda: se llama Lluvia. El video fue dirigido por el talentoso director Jorge G. Camarena, quien ha sido nominado para los Latin Grammy en la categoría de mejor video por Huitzil de Porter (2015), y el cual se encuentra nominado para este año en los Mtv MIAW por dos videos de música (La China, de Porter, y Tarde, de Siddhartha).

Este video, en palabras de la productora Marisol Sahagún, aborda de una forma metafórica la presión que puede tener la indiferencia del mundo sobre una persona. Es la intolerancia representada por un pueblo y por un padre de familia, mostrando las consecuencias que sus acciones causan en una relación romántica. Una mujer es sentenciada a muerte, porque sus creencias y preferencias sexuales no se alinean con las de la sociedad y las diferentes instituciones que la componen. El odio y la falta de compasión se unen para quitarles la luz a dos mujeres, a dos seres humanos y destruir el amor puro.

El ser parte de una sociedad incluyente es poder estar en un lugar en donde no exista la discriminación en ninguna de sus formas. Donde no exista la  discriminación al género, color, preferencia sexual, religión y la falta de compasión  no se pierda.

El mensaje parece claro: no necesitamos compartir las mismas ideologías pero sí respetarnos unos a los otros.

VoxBox.-

Por Ricardo Corea

A los locos no nos quedan las biografías, diría Roque Dalton. A veces escribo sobre literatura.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada.