Haber nacido en los setenta me deparó una gran fortuna: haber visto en la televisión las primeras temporadas de Star Trek y haber conocido al Sr. Spock.

Leonard Nimoy nació en 1931, pero Spock… él nació en 1966 y con él, toda una generación de geeks que aún no sabía que lo eran.

Nimoy nació en Estados Unidos, pero con ascendencia ucraniana y con el judaísmo ortodoxo sobre su educación primaria, durante muchos años trató de entrar con éxito a la vida de la actuación y aunque filmó diversidad de ocasiones fuera de la serie que lo llevó a la fama, Leonard tenía miedo de quedar encasillado, por un tiempo, mientras estaba en producción del programa, además estudió dirección, fotografía y canto.

En los años ’80 para aceptar seguir protagonizando a Spock presionó para dirigir la tercera película de la saga, los estudios cedieron y la pusieron en sus manos, el éxito fue tan grande que de inmediato le ofrecieron dirigir también la cuarta película. Nimoy se hizo cargo del proyecto «Star Trek» llegando a escribir los guiones de las películas, producirlas, dirigirlas y protagonizarlas. Artísticamente podía elegir lo que quería, escribió el libro «No soy Spock».

Dirigió la película «Tres hombres y un bebé» y prestó su voz a decenas de personajes animados, como en Los Simpsons y Futurama. Cuando el director de Lost, J.J.Abrahams se hizo cargo de la saga «Star Trek», lo convocó para que colaborara en el diseño de arte y que tuviera aunque sea un pequeño rol, esto se concretó en las películas de 2009 y 2013.

Nimoy estaba enfermo de los pulmones desde hacía un tiempo y la muerte le llegó un día como hoy, el 27 de Febrero de 2015 y el Sr. Spock dejó de saludarnos con su saludo vulcaniano, que en realidad era un homenaje a su origen judío.

Recuerdo ese día hace dos años, a mi la ciencia ficción no me gusta tanto, prefiero otros géneros para ver series y películas, pero no puedo negar que ante la noticia sentí un vacío raro, como cada vez que la cultura y la generación a la que pertenezco tambalea porque un ícono de ha ido, se ha llevado una parte de la infancia o de la adolescencia. O simplemente porque uno cae en la cuenta de la fragilidad de la vida cuando alguien inmortal se va.

Hace unas semanas vi un maravilloso documental sobre la vida de este hombre, Leonard Nimoy, se titula: «For the love of Spock», lo dirige su hijo y está lleno de esas confidencias familiares pero que se vuelven universales en cada rincón, porque al fin y al cabo, el amor es lo más universal, es lo que nos une y nos unifica en algo sencillo: somos seres humanos finitos. Les dejo el trailer y lo pueden buscar en Netflix.

Por Karla Rauda

Escritora amateur, planificadora compulsiva, dueña de dos gatos, madre a posteriori, abuela rockera. Un poco cínica, un poco distraída.

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