Epsy Campbell. VoxBox.Epsy Campbell. VoxBox.

Detalles.- Como ya lo sabrán, Epsy Campbell se acaba de convertir en la primera mujer afrodescendiente en la vicepresidencia de Costa Rica, en unas elecciones en las que se disputaron, más que un período presidencial, la intromisión del fundamentalismo religioso más rapaz en los temas políticos.

Lo interesante de Epsy Campbell no es solo que sea mujer afrodescendiente per se, sino que visibiliza con más fuerza todo el lastre histórico que eso representa, en una región en la que la matriz cultural que nos ha moldeado desde hace muchas décadas se esfuerza por ocultar la herencia africana (iba a escribir “la herencia negra”, pero peligroso se me ofenden los blancos).

¿Los conquistadores? Imposible

Aunque ahora parezca imposible de creer, todo este tema de la afrodescendencia en nuestra región se retrae hasta los mismísimos conquistadores. Desde que apareció por acá el Hombre Blanco, en la región del centro de América se implementó un régimen de esclavitud impecable: cientos de indígenas de diferentes grupos étnicos fueron contratados por la fuerza y sin goce de salario, para apoyar a las mismas fuerzas invasoras.

Esto provocó, además de la muerte de millares de indígenas, que existiera una dinámica de movilidad geográfica.

Por ejemplo, algunos estudios confirman que más de 400 chichimecas mexicanos llegaron al sur centroamericano con Rodrigo de Contreras y, en la primera mitad del siglo XVI, ya se encontraban barrios poblados por mixtecos y tlaxcaltecas en Santiago de Guatemala.

La agricultura y el lavado de oro concentraron también a cientos de indígenas esclavizados originarios de Honduras y Nicaragua. Sin ir más lejos: a la conquista de Perú fueron llevados cuatro mil indígenas de Nicaragua y Guatemala.

La práctica de la esclavización de indígenas continuó a lo largo del siglo XVI, con más fuerza en zonas como el Caribe de Honduras, Nicaragua y Costa Rica. Hay que aclarar en este punto que en 1542 las Leyes Nuevas dictadas en España prohibieron la esclavización de la población local. Pero como ha sucedido desde entonces en estas junglas que llamamos Centroamérica: la Ley la impone el más fuerte.

Cuando agotaron la mano de obra indígena, los españoles resolvieron su desabastecimiento trayendo como esclavos a miles de trabajadores provenientes de África.

Básicamente esa es la razón por la que es posible encontrar afrodescendientes en prácticamente todos los lugares donde los hijos legítimos de la Madre Patria pusieron su bandera (esperma). O sea, sí, todo Centroamérica.

Centroamérica, tierra de negros

La mayor comunidad de afrodescendientes de Centroamérica se encuentra en Panamá, con cerca de dos millones de personas que representan casi la mitad de la población nacional.

En Nicaragua los negros representan cerca al 9 % del total de la población y se encuentran concentrados en la Costa Atlántica.

Pero lleguemos a lo que nos concierne en este texto: según el censo de 2011, en Costa Rica los afrodescendientes conforman entre 1.05 % y el 6.12 %. La importante diferencia entre estos y los del resto de Centroamérica es que la mayoría son descendientes de inmigrantes jamaiquinos que fueron llevados en condiciones de trabajadores temporales y no como esclavos, para la construcción del ferrocarril que conectaría la capital con el puerto caribeño.

Epsy Campbell y el PAC

Como decía al inicio, lo que estaba en juego en Costa Rica nos tenía en vilo a todos en la región: la perspectiva de que un pastor evangélico se hiciera del poder ejecutivo gracias a un discurso basado en el odio era perjudicial para todos, ticos o no, y para la lucha de las minorías. El discurso de si ganaba “la derecha” o “la izquierda” quedaba en un segundo plano.

Con el triunfo de la fórmula del Partido de Acción Ciudadana (PAC), no solo se logró frenar la amenaza del odio, sino además se reivindicó a otra de las minorías olvidadas: los afrodescendientes.

Lo que se consiguió no es poca cosa, ya que la política en esta región está dominada por hombres y además blancos en su mayoría. Los casos como el del presidente de El Salvador, con sus rasgos fuertemente indígenas, son excepciones. Las mujeres que se han empoderado por estos lares son, por lo general, blancas.

No se trata de desenfundar todas las esperanzas e ilusiones en una sola figura política, pero sí de destacar que con Epsy Campbell se ha dado un pequeñísimo pero importante cambio en la forma en la que nos concebimos a nosotros mismos como centroamericanos.

VoxBox.-

Por Ricardo Corea

A los locos no nos quedan las biografías, diría Roque Dalton. A veces escribo sobre literatura.

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