Portada del libro "Mamá, quiero ser feminista". VoxBox.Portada del libro "Mamá, quiero ser feminista". VoxBox.

 

Hace un par de semanas tuve la oportunidad de leer el libro Mamá, quiero ser feminista. Su autora, Carmen G. de la Cueva, se encarga de brindarnos su percepción de la evolución del feminismo.

Opinión.- Hace un par de semanas tuve la oportunidad de leer el libro Mamá, quiero ser feminista. Su autora, Carmen G. de la Cueva, se encarga de brindarnos su percepción de la evolución del feminismo. Pero no desde el punto de vista de análisis en extremo académico, no, lo maravilloso del libro es que este análisis lo realiza a través de la vida y obra de muchas mujeres, algunas consideradas como iconos de la literatura universal, o de personajes entrañables de nuestra infancia, como la mismísima Pippi Calzaslargas.

Es de agregar que está además ilustrado por la artista Malota, quien se encarga de llenar de color las anécdotas que de modo tan vívido nos comparte Carmen.

El libro brinda un enfoque ameno de la idea de feminismo, pero ello no le resta seriedad a la temática. Carmen nos cuenta cómo en una de sus estancias como becaria en el extranjero estuvo a punto de ser violada por sus compañeros de apartamento, y de cómo en los días posteriores al suceso llegó a sentir remordimientos, culpa y desesperación. ¿Cómo era posible vivir con dos desconocidos, en un país lejano a casa? ¿Cómo?, se preguntaba Carmen, creyéndose una ilusa por considerarlo posible.

La autora desglosa una serie de libros e información, en donde se habla sobre lo que representa ser feminista, y, al igual que muchos de nosotros, llega a la conclusión de que a veces no podemos seguir por completo el parámetro establecido, o desde mi propia opinión, a veces tampoco podemos ser tan radicales en nuestra forma de actuar.

Y acá agregaré algo de mi propia cosecha: hace unos días hice una pregunta a través de mis redes sociales, sobre la idea que tenemos de feminismo. “¿Qué es feminismo para vos?”, y uno de mis contactos hizo una aportación con la que en efecto me sentí plenamente identificada. Gabriel (que así se llama mi amigo) me decía que no es que todas las mujeres, o personas en general, tengamos que salir a gritar por las calles las injusticias que la mujer contemporánea aún vive, sino que muchos podemos luchar desde nuestra propia trinchera, empoderándonos, siendo fuertes en nuestros lugares de trabajo, ayudando a la que es más débil o que sencillamente se encuentra en una situación más vulnerable que la nuestra. Y es cierto, yo nunca he salido a marchar un 8 de marzo, nunca he ido a una caminata en pro del aborto, pero desde mi posición como hermana, hija, sobrina, amiga, jefa y abogada, lucho porque hombres y mujeres entiendan que debemos vernos de una forma equitativa. Somos diferentes, eso es obvio, pero ninguno es inferior al otro por el hecho de haber nacido hombre o mujer, así de simple.

El feminismo es la búsqueda de equidad, es el conocimiento de que todos somos seres humanos. El hecho de ser hombre o mujer no nos vuelve superiores frente a los demás. Ante esta situación, Carmen considera que lo trascendental es luchar, sin importar que seamos tachados de “malos feministas”. Y es que lo acepto, soy una mala feminista, pero prefiero serlo a quedarme callada y no hablar de temas en los espacios en los que tengo ingenio y competencia para hacerlo.

Al igual que a la autora de Mamá, quiero ser feminista, me criaron tres mujeres, de generaciones distintas, emprendedoras, conscientes y fuertes, y quiero creer que si en algún momento decido traer al mundo a un niño, sin importar que sea chico o chica, lo educaré con los mismos ideales con los que fui educada yo, alguien que defienda derechos de personas, no de hombres, que no tenga miedo de denunciar agresiones, o que al menos sea un mal feminista, y luche con las armas que tenga a su alcance.

El tema de este libro es complejo, y todos creemos tener argumentos sólidos sobre los cuales basarnos, pero lo cierto es que la narrativa del mismo es maravillosa, nos educa sobre literatura, nos enseña un poco de las vidas de mujeres que creíamos simples espectros del mundo literario, y como a través de su trabajo sentaron bases para que ahora muchas de nosotras podamos escribir.

Puntuación: 5/5

 

 

VoxBox.-

 

Por Redacción VoxBox

Antisistematizar es una forma de vida, es ir en contra del sistema, rompiendo moldes y atreviéndonos a hablar de temas que nos importan, como la política, la sexualidad, la cultura, la música y todo aquello que nos libera.

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