Opinión.- Uno de mis chicos me anunció, con el llegar del sol, que te han dado el premio Nobel de Literatura de este año, no me mal interpretes, no me entristece, solo tengo sentimientos encontrados.

Estoy clara que te mereces casi todos los premios del mundo, pero imaginarte con el premio que cientos de escritores y escritoras sueñan con tener me hace pensar que los que te han premiado han llevado todo esto a un nivel que no logro comprender.

No te me ofendas, para ti todo mi corazón y aprecio, yo misma he escrito historias inspirada por tus acordes y letras y aunque muchos ya me argumentaron que tú no publicas tu arte en libros sino en discos, existe algo que no me deja en paz. Me da miedo, sí… miedo. Miedo a que el próximo año le den el Nobel de Literatura a Messi o Ronaldo por “hacer poesía en la cancha” o que se inventen otras formas de literatura que no logro comprender.

Perdóname Bob, sí me alegra tu alegría, pero hay un algo que mi introvertida interior no logra procesar, tú eres para nosotros, los tímidos, el que mejor describe el pasar del viento, la magia de ver la vida pasar  y saber que podemos perdonar sobre todas las cosas las imperfecciones ajenas y propias.

Muchos me apedrearán, querido Bob. Si yo pudiera partirme en dos lo haría, pero no puedo, solo soy yo y mi corazón, este corazón que no queda sosiego luego de una mañana de pensar y repensar que la literatura se nos está muriendo, esa literatura que he conocido desde siempre, que he ejercido desde mis 14 años cuando decidí que la mejor manera de dar a conocer mi historia era escribiendo. Esa literatura que me ha acompañado y que ejercí en dos libros que he escrito y que nunca nadie publicará; esa literatura se muere o regresa a un origen demasiado olvidado: ser juglar.

Me preocupa honestamente que todo esto haya sucedido, pero me alegra que no hayan elegido a Coelho o a Arjona para este premio, por supuesto, ninguno se compara contigo, e insisto, mi amado Bob, no te me enojes, no es contra ti que mi corazón se siente rebelde, es a todo lo que rodea lo sucedido este día.

Posiblemente en tu sabiduría más pura, esa que yo no logro comprender, tienes razón: los tiempos están cambiando. Posiblemente a la par de la literatura, también debemos morir los que la concebimos de maneras más clásicas, los que queremos que los cambios sean más lentos, los que seguiremos oyendo tu Mr. Tambourine Man en días tristes.

Me despido querido Bob, perdóname si he sido una ingrata, luego de que me has regalado tan buenas y maravillosas lágrimas.

VoxBox.-

Por Karla Rauda

Escritora amateur, planificadora compulsiva, dueña de dos gatos, madre a posteriori, abuela rockera. Un poco cínica, un poco distraída.

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