Get Out es una alternativa diferente con un enfoque mucho más fresco y personal a las películas de horror y misterio convencionales.

Opinión.- El comediante y actor estadounidense Jordan Peele, más conocido por su trabajo de programa de sketchs en Comedy Central, hace su debut como cineasta en esta cinta también escrita por él: Get Out es una alternativa diferente con un enfoque mucho más fresco y personal a las películas de horror y misterio convencionales, aunque con una historia que muy bien podría volverse atemporal, además de unas connotaciones filosóficas y sociales muy poco exploradas.

La trama gira entorno a Chris (Daniel Kaluuya), un fotógrafo afroamericano que es invitado a conocer a los padres de su novia caucásica Rosie (Allison Williams), durante un fin de semana. Al principio Chris se siente incómodo con el trato tan complaciente y la actitud liberal de sus suegros con respecto a su color, pero poco a poco esas pequeñas rarezas van acumulándose hasta llevarlo a sospechar de encontrarse rodeado por miembros de una extraña secta esclavista.

La película tiene entre sus mayores méritos el ser una película de género, cuyo foco principal es la representación tanto protagónica como temática de grupos étnicos minoritarios en sociedades aparentemente avanzadas, recreando situaciones que ciertamente parecen ser bastante cotidianas al principio, pero que son sin duda incómodas, creando de esa forma un nuevo nivel de entendimiento y empatía por lo que implica estar rodeado por una etnia diferente y mayoritaria.

Más que buscar repetir los mismos convencionalismos para dar entender la existencia del racismo y la ignorancia hacia la cultura afroamericana, el guion evita usar un discurso repetido utilizando a su favor la recreación de una nueva forma de racismo contemporáneo y alineamiento social, como lo es el exceso del discurso liberal y lo políticamente correcto.

Este escenario donde predomina la exaltación por la diversidad cultural y el “apoyo” por las minorías étnicas, unido a conceptos de raíz psicológica como es el “lugar hundido”, son muy apropiados para una película de terror como esta, logrando tener diferentes niveles de análisis e interpretación y hasta ramificaciones filosóficas. Pero toda esta reflexión sobre el comportamiento social hacia las minorías se encuentra implícito y subyacente dentro del discurso, sin ser nunca demasiado obvia o redundante.

En lo que a desarrollo en la trama se refiere, resulta ser una película de terror clásica pero llevada a un nivel autoral, gracias al potencial cómico del director Jordan Peele, que no renuncia a su intuición como comediante para explotar el potencial de personajes secundarios como Rod (Lil Rel Howery), para generar risas y momentos verdaderamente entretenidos, agregado a obviamente su experiencia como miembro de la cultura afroamericana.

El final es sumamente satisfactorio con implicaciones bastante  sutiles, que nos hacen dudar de nuestra propia facultad como individuos para interpretar adecuadamente contextos que involucran la autodefensa y además hacer evidentes observaciones sobre las fallas del sistema penitenciario estadounidense con respecto a su trato por las minorías. La película es sumamente recomendable, con un mensaje contundente y además que se encuentra muy vigente.

VoxBox.-

Por Luis De León

Licenciado en comunicación social y paralelamente soy estudiante de cine en Venezuela.

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